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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 342

L Marinero Raúl Caro, cocinero «SE COME MUY BIEN EN EL BUQUE» RECONOCE que eligió la especialidad de aprovisionamiento por un «fallo técnico»: «Pensé que iba a trabajar en una factoría o en un parque de camiones cargados con provisiones para los buques». Aquel error resultó, sin embargo, un acierto porque descubrió la realidad de un mundo, la hostelería, «que ya me atraía antes de entrar en la Armada». El marinero Raúl Caro es cocinero y licenciado en Ciencias Ambientales. Pertenece a una peculiar promoción de hosteleros de la Armada, la de 2013, formada en un 80 por 100 por titulados universitarios. En el Castilla es un marinero más que trabaja durante doce horas al día junto a otros cuatro compañeros rodeado de tres marmitas de 250 litros cada una, 12 fuegos eléctricos, dos hornos y cuatro planchas enormes..., «para mantener el estómago contento» de sus compañeros de embarque. «Trabajamos a demanda, según el nivel de elaboración que requiera el menú», dice este joven chiclanero mientras regula la temperatura de los hornos para obtener «el color dorado tan apetecible » que ofrece el bacalao al alioli gratinado. «En los buques de la Armada se come muy bien. Siempre». L Marinero Francisco de Asís Sánchez, panadero «SI EL PAN ES BUENO, QUEDO BIEN» EN octubre de 2015 viajó desde su Chipiona natal a Ferrol para ingresar en la ESENGRA. Una vez formado se incorporó al buque anfibio Castilla. «No sabía exactamente lo que me podría encontrar aquí», confiesa el marinero Francisco de Asís Sánchez acerca de su primer y único destino hasta ahora. Desde la primera mañana a bordo se topó con 200 kilos de harina y 45 litros de agua para elaborar el pan que a diario demandan casi 700 personas embarcadas, lo que le obliga a trabajar desde las ocho de la tarde y toda la madrugada siguiente. El marinero Sánchez no participa en zafarranchos de combate ni tiene asignada ninguna guardia. La razón es muy sencilla: no dispone de tiempo. A pesar de ello, siempre ha considerado su destino muy atractivo, «entre otras cosas porque aquí el que manda soy yo», asegura.«No tengo un sargento o un cabo primero por encima». Durante la última navegación del Castilla fue felicitado en varias ocasiones por el segundo de a bordo; «personalmente», destaca. «Si el pan es bueno, quedo bien», dice. Su mayor deseo: «ir a Somalia, Libia o Yibuti» en el marco de una misión internacional en el Castilla. «Quiero conocer un poco de mundo», señala. «Una de las razones por las que ingresé en la Armada». Septiembre 2017 Revista Española de Defensa 27


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