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REVISTA HISTORIA NAVAL 138

UNA FRAGATA DE LA REAL COMPAÑÍA DE FILIPINAS EN EL OCASO DE UN... Clarence. De porte similar a las anteriores (180 toneladas), la Clarence provenía también del activo foco corsario de Liverpool, rada de la que había partido el 4 de marzo de 1805 al mando del capitán Henry Killiner. Según los registros del Almirantazgo, cargaba 12 carronadas y 35 tripulantes (60). Testimonios de los propios componentes de la expedición aumentan estos guarismos hasta «los 16 cañones de hierro, los catorce del calibre de a doce y los dos restantesde a seis» y los 47 tripulantes (61), si bien es cierto que su fiabilidad debe ser puesta en entredicho por las circunstancias en que se tomaron. Y es que la Clarence había tenido la desgracia de naufragar en las proximidades del Pan de Azúcar (62), siendo apresados veintiséis de sus marineros, a los que se condujo a los calabozos de Maldonado. Otro se ahogó en el pasaje a tierra firme (63). Los interrogatorios que don Juan José Moreno, comandante militar de la plaza, realizó al capitán Killiner, al cirujano Samuel C. Ray y al marinero francés Julien Roger son la principal prueba de la reunión de estas tres naves durante algún tiempo en fechas próximas al arribo de la Santo Domingo al estuario. Si el capitán admitía haber divisado de lejos a la Antílope y a la Belona, «pero aseveraba que no se hablaron», Ray y Roger confirmaban que el avistamiento había ido mucho más allá: «… después de haber avistado dichas tierras vieron un bergantín y al día siguiente una fragata, ambos buques ingleses, que no sabe el nombre del bergantín, pero que el capitán se llamaba Matlok Mortlock, el cual fue a bordo de su fragata y estaría en ella como dos horas (…) el capitán Enrique Killiner pasó a bordo de la otra fragata inglesa llamada la Belona, su capitán Dean, con diez cañones, bastante tripulación, procedente también de Liverpool, que estaba aquí ocho o diez semanas antes que (roto) de seis meses para hacer su corso y que estuvieron (roto) días juntos todos tres barcos» (64). En cualquier caso, a la llegada de la Santo Domingo de la Calzada al estuario, la Clarence ya no sería un problema, toda vez que se había hundido unas semanas antes. Las imprecisiones no significan forzosamente que los (60)  TNA, Admiralty 7/649. (61)  Sumario original…, AGNU, caja 296, carp. 3, doc. 8. Según otros testimonios, diez eran de a 12 y seis de a 6. (62)  El propio Killiner explica en estos términos el suceso: «... estando fondeado cerca de la isla de Lobos, por el tiempo fuerte y haberle faltado el cable por la tarde (roto) forzó la vela y esa noche fondeó en la costa de Pan de Azúcar, donde se perdió el día siguiente por la tarde y el 7 de junio por la mañana fueron saliendo a tierra donde encontraron la tropa española que en dos carruajes los condujo a este destino». Ibídem. (63)  Otros veintiuno habrían desembarcado en las costas de Maldonado o en la isla de Lobos con la intención de sorprender a la fragata Príncipe, navío que según Killiner había sido inglés y cuya captura era uno de los objetivos de la expedición. Ibídem. (64)  Testimonio del cirujano Samuel C. Ray, ibídem. En términos similares discurre la declaración de Roger: «... en el mismo día vieron el citado bergantín Antílope del cual en un bote pasó por dos ocasiones un oficial a la Clarence con cuyo motivo supieron que era dicho bergantín». Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 21


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