Page 161

REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

160 VICENTE PUCHOL SANCHO y amenazando con tomar Roma. Cavour instrumentalizó a Garibaldi y, mientras extraoficialmente le prestaba su apoyo, oficialmente no sólo lo negaba sino que hizo correr el rumor de que la intención de éste era instaurar una república en el sur de Italia. En Europa produjo una gran consternación y Francia, que tenía tropas en Roma para proteger al Papa, consintió que el ejército piamontés cruzase los Estados Pontificios para detenerle en su marcha hacia la capital8. El Ejército Pontificio en 1859 Ante la anexión de la Romagna por parte de Víctor Manuel II y la pasividad de Francia que disponía de tropas en Roma desde 1849 para defender el Papado, Pío IX decidió reorganizar el ejército. Tras la restauración del Papa en 1849, el ejército pontificio sufrió una profunda reorganización. La mayor parte del ejército estuvo comprometido de alguna manera con la República romana de 1849, por lo que a través de diversos decretos y disposiciones oficiales se organizó de nuevo. El decreto más importante fue el de 1 de junio de 18529. Con la nueva organización los Estados Pontificios quedaban divididos en tres Divisiones o Circunscripciones territoriales: Roma, Ancona y Bolonia, y 18 plazas. Y sus tropas quedaban constituidas por las siguientes unidades: 1 regimiento de gendarmería, 2 regimientos de línea indígena, 2 regimientos de línea extranjeros, 1 batallón de cazadores, 2 batallones sedentarios de guarnición, 1 regimiento de dragones, 1 regimiento de artillería (con ocho baterías: 3 de campo y 5 de plaza y costa desmontadas) y una exigua arma de ingenieros distribuida en cinco divisiones territoriales. En total, debía de tener 16.000 hombres, pero este número no se alcanzará hasta 1859, cuando estalla la guerra sardo-austriaca. En realidad, este pequeño, mal equipado y poco adiestrado ejército tenía por misión principal el mantenimiento del orden público. La hipotética defensa del territorio del ataque de un enemigo exterior se dejaba ingenuamente en manos de la ayuda internacional y, más en concreto, de Francia o Austria. Durante la década de 1849-59, mientras fue ministro de la Guerra Filippo Farina, se mantuvo poco más o menos esta organización. Pero, a su muerte, en 1857, fue sustituido directamente por el cardenal secretario de Estado, Giacomo Antonelli, quien a su impericia y desconocimiento de los 8  BERTOLINI, Francesco: Historia de la Unidad Italiana. Salvat y Cia, Barcelona, 1900, pp. 191-226. 9  Armata Pontificia. Modificazione ed aggiunte apportate al piano organico dell’11 giugno 1850. Tipografia della Re. Cam. Apost., Roma, 1852. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 160-184. ISSN: 0482-5748


REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122
To see the actual publication please follow the link above