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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 122

ARTILLERÍA ESPAÑOLA PARA EL PAPA 169 La segunda brigada, al mando del general De Pimodan, estaba situada en Terni y tenía cuatro batallones y medio, tres escuadrones y seis piezas de artillería. La tercera brigada, al mando del general De Courten, ocupaba Macerata y la formaban cuatro batallones, un escuadrón y 12 cañones. El cuartel general estaba en Spoleto y contaba con dos batallones y una batería de artillería. Además, la plaza fuerte de Ancona estaba defendida por cuatro batallones de bersaglieri, medio batallón de irlandeses y otro medio batallón en formación. Con este despliegue Lamoricière pretendía impermeabilizar el territorio y combatir las incursiones de los voluntarios.35 La invasión del ejército piamontés era un supuesto que si bien el general Lamoricière lo tuvo siempre presente quedó relegado a un segundo plano por la garantía dada por el embajador de Francia, quien afirmaba que el emperador se opondría con la fuerza a una nueva anexión territorial por parte de Víctor Manuel II. El juego político de Napoleón III y su anterior pasividad en la ocupación de la Romagna no eran garantía suficiente para descartar este supuesto. Sin embargo, su actuación decidida ante el gobierno sardo para que disolviera los 2000 voluntarios del coronel Nicotera, la llegada a Civitavecchia el 6 de septiembre de un nuevo regimiento francés y una batería de artillería y las garantías dadas por su embajador, daban a entender que en esta ocasión sí impediría una invasión del ejército sardo. Pero nuevamente el emperador francés dejó a su suerte al gobierno pontificio y su pequeño ejército y no movió un solo dedo36. El 28 de agosto dos emisarios piamonteses, Farini y Cialdini, se entrevistaron con Napoleón en Chambery y consiguieron obtener su aprobación a la invasión de los Estados Pontificios con el supuesto fin de impedir la marcha triunfal de Garibaldi y su posterior ocupación de Roma. La entrevista finalizó con la célebre frase pronunciada por el emperador francés: ¡Bonne chance, et faites vite!37 Obtenida la autorización, el 10 de septiembre llegaba a Civitavecchia el conde Pes della Minerva portador de una carta de Cavour para el cardenal Antonelli, en la que le intimaba a desarmar y licenciar a las tropas extranjeras al servicio del Papa por la amenaza continua que suponían a la tranquilidad de Italia, bajo la amenaza de intervenir militarmente. Antonelli rechazó la soterrada declaración de guerra al día siguiente diciendo que el Papa, como pastor de todos los fieles católicos, tenía el derecho de utilizar 35  Rapport du général de la Moricière a monsegneur de Mèrode, ministre des armes de Sa Santeté Pie IX, sur les opérations de l’Armée pontificale, contre l’invasion pièmontaise dans les Marces et l’Ombrie. Charles Douniol, Libraire-Editeur, Paris, 1860, pp. 3-6. 36  AHN, Ministerio de Asuntos Exteriores, Santa Sede, Legajo SS-1168, Roma, 8-8-60 (nº 118), el encargado de Negocios al primer secretario de Estado. Roma, 7-9-60 (nº 132), el encargado de Negocios al primer secretario de Estado. PIRRI, Pietro: Op. Cit., p. 296. 37  PIRRI, Pietro: Op. Cit., pp. 289-294. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 169-184. ISSN: 0482-5748


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