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RGM DICIEMBRE 2017

PAÑOL DEL EsPAÑOL (Limpia..., fija... y da esplendor) EL sÍNDROME DEL ALbAÑIL Respetadísimo lector: un compañero me preguntó qué procedimiento sigo a la hora de escribir en la REvIs- TA GENERAL DE MARINA. Concretamente, se interesó por cómo elijo los temas y en qué me baso para saber si suscitan interés. Entonces, le hablé del «síndrome de la hoja en blanco» y del «síndrome del albañil». Del primero, algo había oído hablar; pero del segundo nada sabía. Es lógico, porque el síndrome del albañil, que padecemos muchos aficionados a escribir, es una enfermedad cuyo nombre me he inventado. Todo ello, con el mayor respeto, por supuesto, para los que ejercen el oficio de albañil. Antes de nada, digo que cuando uno padece el síndrome de la hoja en blanco corre ¡Cuidado! Porque la belleza de los sustantivos se contamina al abusar del maquillaje de los adjetivos. Fernando sanfernando el peligro de sufrir también el del albañil si no se reprime un poco. Para los que no conozcan en qué consisten estas dos afecciones, permítanme unos pespuntes. El síndrome de la hoja en blanco Al situarnos frente a una hoja en blanco, nos topamos con la mayor dificultad a la hora de escribir. sí, así es, porque hay que responderse a las siguientes preguntas: «¿de qué voy a hablar?»; una vez elegido el tema, «¿tengo los conocimientos suficientes?»; aun sabiendo lo necesario, «¿aporto algo significativo o novedoso? y, lo que considero más importante, «¿interesa?». 2017 971


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