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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

O´DONNELL Y LA POLÍTICA DE PRESTIGIO DE LA UNIÓN… 145 miento de una monarquía en su patria como sistema para poner fin al conflicto. Méjico ofrecía a las potencias una enorme riqueza minera que la guerra civil impedía explotar. Señala Renouvin que el pretexto para la intervención era fácil: “los europeos establecidos en Méjico -españoles principalmente, pero también franceses e ingleses- sufrían daños, originados por la guerra civil, y solicitaban de sus respectivos gobiernos que apoyasen sus demandas de indemnización; por otra parte, el Estado mejicano había contraído en el extranjero una deuda, cuya suerte era precaria, pues Juárez no quería reconocer los empréstitos realizados por Miramón”.22 El impulsor de la intervención en Méjico fue Napoleón III por supuestos motivos religiosos, por los intereses de los acreedores franceses y por las posibilidades de negocio en el campo minero y mercado para las exportaciones galas que Francia podía obtener, siendo la solución monárquica la que aseguraría el buen desarrollo del proyecto y, pensaba, baja influencia gala. A principios de 1861 Napoleón III consideró oportuno sumar a España y a Inglaterra a su proyecto. Esta intervención a tres haría imposible cualquier protesta de los Estados Unidos. El gobierno español no podía olvidar que había dominado Méjico y algunos sectores minoritarios soñaban con la restauración de la monarquía en beneficio de un príncipe emparentado con la familia real española. El gobierno inglés deseaba la caída de Juárez, amigo de los Estados Unidos desde 1859, y quería que se pagasen los créditos de sus súbditos, pero no deseaba defender los intereses del clero mejicano y menos establecer una monarquía, ya fuese con influencia francesa o española. Durante la guerra civil entre liberales y conservadores que conocemos como la Guerra de Reforma en Méjico España reconoció al gobierno conservador de Miramón que, finalmente, sería derrotado por los juaristas en diciembre de 1860. Al final de la guerra las arcas mejicanas estaban vacías, por lo cual el gobierno victorioso decretó la venta de los bienes nacionalizados del clero, que no resultaron suficientes para hacer frente a los gastos y deudas de la República. Esto llevó a Juárez, el 17 de julio de 1861, a declarar una moratoria de los pagos de la deuda externa formalizada con España, Francia e Inglaterra, decisión que marcó el comienzo de todo el proceso de intervención tripartita. El 6 de septiembre de 1861, el embajador español en París, Alejandro Mon, advirtió a su Gobierno sobre las intenciones de franceses e ingleses de apoderarse de las aduanas de Veracruz y Tampico a fin de asegurarse el cobro de los créditos que México no les iba a satisfacer. Un proyecto que 22  RENOUVIN, P.: Historia de las Relaciones Internacionales, Akal, Madrid, 1982, p. 279. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 145-158. ISSN: 0482-5748


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