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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

O´DONNELL Y LA POLÍTICA DE PRESTIGIO DE LA UNIÓN… 153 de Muley Ahmed al-Raisuni, exigiendo su raptor un rescate de 70.000 dólares y el control de dos de los distritos más ricos de Marruecos. El Presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, se enfureció por el secuestro y se vio obligado a reaccionar enviando siete buques de guerra de la U.S. Navy bajo el mando del almirante French Ensor Chadwick y varias compañías de Marines al mando del mayor John Myers Twiggs. Dichas fuerzas sólo actuarían bajo órdenes directas de Washington. El plan era ocupar las aduanas de Marruecos, que eran el principal ingreso del país, si el gobierno marroquí no cumplía con las exigencias de los Estados Unidos, es decir, hacer las concesiones necesarias para persuadir a al-Raisuni de liberar a Perdicaris, o para capturar a al-Raisuni si Perdicaris moría. Roosevelt, amigo de la política de prestigio y de frases para historia dijo en la Convención Nacional Republicana: «Este gobierno quiere a Perdicaris vivo o a al-Raisuni muerto». Los intentos de la flota española de lograr entablar un combate en mar abierto resultaron imposibles ya que las escuadras combinadas hispanoamericanas eran muy inferiores a la escuadra de Nuñez. En el combate de la isla Abtao, de 7 de febrero de 1866, se produjo un pequeño enfrentamiento sin que ninguna de ambas fuerzas recibiera daños considerables. Las fragatas españolas no se acercaron a la costa por temor a resultar varadas en una zona que desconocían, mientras que las naves hispano americanas se mantuvieron al amparo del canal en el que se habían refugiado. Se hicieron en conjunto unos 2.000 disparos.31 La imposibilidad de trabar combate en condiciones de mar abierto llevó a la Junta de Oficiales española a organizar una nueva expedición para enfrentarse a la flota combinada chileno-peruana. El 17 de febrero salieron de Valparaíso la Numancia y la Blanca en dirección a Chiloé. La Blanca haría de guía y exploradora en los difíciles canales chilotes. En Tubilda, donde ancló la flota española, fue hostigada desde tierra por tropas de infantería chilena32. Méndez Núñez localizó de nuevo a la flota chileno-peruana en la 31  Las bajas españolas fueron de seis heridos y tres contusos. En la escuadra aliada las cifras de muertos oscilan entre dos y doce y los heridos entre uno y una veintena. 32  Durante el viaje de las fragatas españolas para lograr llegar a su objetivo anclaron en la noche del 1 de marzo en Tubilda, cerca de Huito para repostar. Este fondeadero quedaba bajo resguardo de un morro en el que, sin que lo supieran los españoles, se hallaba acampado dos compañías del batallón N° 4 de Ancud al mando del mayor Jorge Wood. La Blanca estaba anclada a escasos 50 metros de las rocas por lo que durante la noche Wood ordeno a los soldados chilenos que tomaran posiciones en las que se pusieron a tiro de fusil del enemigo. Los soldados se ocultaron tras las rocas y se pusieron en posiciones ventajosas en la cima del morro. Al despertar en la mañana a las 4:45 del 2 de marzo, las tripulaciones se agruparon en las anchas cubiertas para pasar revista. Las fuerzas chilenas al observar esto abrieron inmediatamente fuego de fusilaría lo que sorprendió completamente a la marinería española. Los marineros inmediatamente corrieron a bajar a los entrepuentes y aclarar la cubierta. La artillería de los Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 153-158. ISSN: 0482-5748


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