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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

O´DONNELL, PRIM Y LA EXPEDICIÓN A MÉXICO 165 O’Donnell y Prim fueron personajes característicos de aquella España. Galdós escribió que don Leopoldo fue una época y don Juan un tiempo, el tiempo de Prim. La dimensión de su influencia abarcó a la sociedad del periodo que iría de 1854 a 1868. El duque de Tetuán en su primera parte (1854-1868) y el marqués de los Castillejos, la segunda (1863-1868). Además de coincidir en las dos grandes acciones de la política exterior española en el segundo tercio del Ochocientos, Prim y O’Donnell sostuvieron, en buena medida, el trono de Isabel II durante varios años. El duque de Tetuán fue isabelino hasta el fanatismo, hasta el último momento, en que la reina le apartó de su lado, cuando intentó realizar un enésimo movimiento para reconducir la situación, en el verano de 1867, y evitar la revolución, cuyo horizonte no veía claro. O’Donnell temía un cambio de monarquía sin saber a ciencia cierta cuál iba a ser la nueva dinastía6. El conde de Reus defendió igualmente a la soberana, hasta septiembre de 1863, cuando la obstinación de la “camarilla”, y las tácticas obstruccionistas del gobierno Miraflores, acabaron provocando el “retraimiento”, o sea la retirada del partido progresista de las instituciones. Todavía trabajó Prim algún tiempo más por la vuelta al juego político de su partido, dentro de la Constitución y de las leyes, al menos hasta mayo de 1864, esperando la llamada de Palacio. No se produciría. Unos años después, muerto O’Donnell y acabándose Nárvaez, a aquellas alturas, la primavera de 1868, como escribió Valle Inclán, el marqués de los Castillejos por el que ni don Ramón ni la reina manifestaron especial afecto, después de tanto tiempo preterido “pisando fuerte y abriendo vocales catalanas hacia (ya) temblar el trono de Isabel II”. El tercero en ¿discordia? En el objetivo, que nos planteamos aquí, de comprender mejor el encuentro inicial y el desencuentro final de O’Donnell y Prim, en lo referente a la actuación de nuestras tropas en México hay un tercer personaje cuya actuación hemos de sopesar adecuadamente. Me refiero al duque de la Torre, por entonces Capitán General de Cuba. Algunos autores de los que han escrito sobre aquel acontecimiento magnifican las consecuencias negativas del comportamiento del “general bonito” y ponen énfasis en sus poco amistosas relaciones, con el conde de Reus. Otros, por el contrario, 6  Ver Navarro y Rodrigo, C.: O’Donnell y su tiempo. Imprenta de la Biblioteca Universal Económica, Madrid, 1869. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 165-200. ISSN: 0482-5748


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