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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

66 ALFONSO BULLÓN DE MENDOZA Y GÓMEZ DE VALUGERA se negaron a obedecerle, y abrieron fuego contra él, matando a uno de sus ayudantes y dejando gravemente herido al general Rendón, que tuvo que ser llevado al hospital, y a otros varios soldados y oficiales.24 Al oír los tiros O’Donnell mando llamar a las tropas del regimiento de Gerona, sobre las que tenía ascendiente debido a haber estado al frente de las mismas, y aunque consiguió que no se insurreccionaran no debió quedarle demasiado claro si podía contar con ellas para atacar a sus compañeros de armas. Quien sí estaba dispuesto a hacerlo era la artillería de la legión británica, en cuyas filas se había refugiado el conde de Mirasol. La escena podría haber terminado con un baño de sangre si no fuera por el valor de O’Donnell, que se ofreció a Mirasol para entrar en las filas de los amotinados y hacerles deponer su actitud, y que logró convencerles de que depusieran las armas, obligándoles a pedir disculpas al conde: “Largo y difícil de repetir sería mi raciocinio con ellos –escribiría el conde en su Manifiesto- sin poder decir a V.E. que quedé satisfecho del resultado, pero aún más difícil sería expresar la conducta valiente, noble y discreta que observó el brigadier O’Donnell, a cuyos talentos y bravura debe la patria, en tan crítica situación, una recompensa digna de la heroicidad con que presentaba su pecho para que le tirarán.”25 Además de valor, O’Donnell puso aquí en evidencia el gran prestigio que gozaba entre la tropa, pues no hay que olvidar que en los meses siguientes fueron varios los generales que perecieron víctimas de revueltas de la soldadesca, entre los que cabe destacar al conde de Sarsfield, virrey de Navarra; al general Ceballos Escalera, comandante del regimiento provincial de Segovia; al gobernador militar de Vitoria, etc… Espartero, que en octubre concentraría al ejército en Miranda de Ebro para delante de sus filas pasar por las armas a los responsables de la muerte de Ceballos, pidió por su comportamiento en Hernani que se nombrara a O’Donnell mariscal de campo, grado que le fue concedido en 27 de diciembre de 1837, aunque con antigüedad del mes de julio.26 Tras varias acciones victoriosas contra los carlistas, el 1 de septiembre O’Donnell fue nombrado comandante general del cuerpo de ejército de la costa de Cantabria, puesto en el que sustituyó al general Jáuregui, que renunció por enfermedad. Al hablar de la campaña que se desarrolló a continuación, los biógrafos de O’Donnell destacan el descontento que existía en 24  CHAMORRO BAQUERIZO: Estado Mayor General, Tomo II, sección de tenientes generales, pp. 211-212. 25  CASTILLO: Op. cit., pp. 156-157; PIRALA: Op. cit., 2ª ed., tomo IV, p. 445. Eso sí, tal y como se quejaría Rendón en el cuaderno que dejó escrito sobre el tema y que Chamorro tuvo ocasión de consultar, no se tomó ninguna medida contra quienes habían protagonizado el motín. 26  PIRALA: Op. cit., tomo IV, p. 502; CHAMORRO: Op. cit., p. 209. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 66-80. ISSN: 0482-5748


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