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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

LEOPOLDO O´DONNELL Y LA PRIMERA GUERRA CARLISTA 71 “algunas familias se expulsaron –cuenta Pirala-, pero fue mayor el número de los carlistas que regresaron a sus casas por no causar la ruina de sus padres, lo cual produjo la comunicación que el 23 de diciembre dirigió Iturriza al ministro para que dictase una providencia ‘fuerte, enérgica y vigorosa que evitase las funestas consecuencias que preveía’”.37 Sin embargo, y ante su insistencia en dejar el mando de Guipúzcoa y pasar al ejército de operaciones que actuaba directamente a las órdenes del conde de Luchana, O’Donnell recibió a finales de diciembre instrucciones para incorporarse al ejército del Norte y encargarse del Estado Mayor. El 7 de enero de 1839 se unió al cuartel general en Haro, y trabajó en la preparación de la ofensiva que se pensaba llevar a cabo contra los carlistas en primavera. El 27 de abril se distingue en las operaciones sobre las posiciones defensivas que los carlistas ocupaban en torno a Ramales, asumiendo el mando de una brigada, y el 8 de mayo rechaza un contrataque enemigo que puso fin a la defensa. El 10 participa en el asalto de Guardamino, donde recibió una fuerte contusión que le hizo permanecer quince días en cama una vez hubieron terminado las operaciones, y que no le impidió distinguirse el día 11 en un asalto sobre sus posiciones exteriores que le valió la gran cruz de San Fernando. Es muy frecuente, al hablar de la Primera Guerra Carlista, fijarse fundamentalmente en el Norte de España, considerando que los otros escenarios de la misma son secundarios. Sin embargo, desde mediados de 1838, con la entrada del conde de España en Cataluña y la derrota de Oráa en su intento de recuperar Morella, el peso de las operaciones había pasado en gran parte al Levante español, donde frente al estancamiento que habían tenido las operaciones en el Norte hasta la primavera de 1839, se había producido un importante avance de las tropas legitimistas.38 La preocupación era tal en el gobierno isabelino que en fecha tan avanzada como el 22 de junio, y cuando las negociaciones que debían llevar al convenio de Vergara estaban ya muy avanzadas, el general Alaix, ministro de la Guerra, se dirigió a Espartero manifestándole la necesidad de enviar al ejército del Centro un jefe competente para que se hiciese cargo del mando: Hoy, de acuerdo en el Consejo y por encargo especial de S. M., se le hace a vd. este extraordinario para que vd. nombre la persona que haya de encargarse de aquel ejército; yo no veo otro que O’Donnell, y si vd. accede creo que desempeñaría bien el cargo de jefe de Estado 37  PIRALA, ibídem, p. 592. Iturriza era el comandante general carlista de Guipúzcoa. 38  Cfr. BULLÓN DE MENDOZA: La Primera Guerra Carlista, pp. 339-387. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 71-80. ISSN: 0482-5748


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