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FRANCISCO JAVIER ÁLVAREZ LAITA Magallanes en 1521. La dominación española no empezó hasta 1565, cuarenta y cuatro años más tarde, con la expedición enviada desde el virreinato de Nueva España bajo el mando de Miguel López de Legazpi. Durante muchos años, la colonización se restringió a zonas limitadas de las islas de Luzón y Cebú y a ciertos puntos costeros distribuidos por el resto del archipiélago. La zona de Subic tenía mal acceso por tierra desde Manila y, a despecho del interés demostrado por la Armada, no presentaba atractivo alguno al gobierno de la colonia, que no esperaba obtener provecho de aquella zona. La bahía de Subic, aunque ya era conocida, fue examinada con detalle durante la expedición de Juan de Salcedo en 1672. El explorador entró en la zona para sentar el dominio español y cobrar tributos a las tribus locales, y cumplido su cometido elevó el correspondiente informe sobre las características de la bahía (4). Barrantes, en su obra sobre las guerras piráticas en Filipinas, recoge que, en 1797, se construyeron en Subic veintidós lanchas cañoneras. Aunque no lo indica claramente, suponemos que el lugar de construcción fue el pueblo del citado nombre, situado en el fondo norte de la bahía. Posiblemente estas construcciones fueran gestionadas por particulares mediante un contrato de asiento, ante la imposibilidad de fabricar todas las unidades previstas en las instalaciones dependientes del gobierno general de las Filipinas. A mediados del siglo XIX, la Armada realizó diversas expediciones para llevar a cabo estudios hidrográficos y levantar cartas de los fondos de la bahía de Subic. La primera fue en 1851 y marca el comienzo de los importantes trabajos oficiales emprendidos para el traslado del arsenal a Subic. En 1868 consta otra importante campaña de levantamientos dentro de la bahía. Según se recoge en la Revista General de Marina, en su número de septiembre de 1882, el Ministerio de Marina había publicado una real orden, que desarrollaba una anterior de 14 de abril del citado año y disponía que se realizaran estudios topográficos en Subic ―no indicaba nada relativo a trabajos hidrográficos―. Para ello establecía una comisión formada por un teniente de navío de 1.ª clase (5), jefe de la misma, tres alféreces de navío, un médico, un practicante, un contramaestre, tres cabos de mar y sesenta marineros. Además se determinaba que la comandancia general del apostadero de Filipinas debía aportar el personal de maestranza que se considerase necesario. Como sede de la comisión y para alojamiento de sus miembros se designó al vapor Patiño (6), que se encontraba en Cavite como pontón desde 1880. El (4)  Juan de Salcedo, nieto de Miguel López de Legazpi, fue uno de los conquistadores de las Filipinas, empresa en la que colaboró asimismo con su hermano. (5)  Equivalente a capitán de corbeta en la actualidad. (6)  Marqués de la Victoria (ex-Taurus) y Patiño (ex-Tenerife). Eran vapores de hélice con máquina de 160 caballos nominales y que además disponían de aparejo vélico de barca. Con casco de hierro, tenían 1.127 toneladas de registro bruto y una eslora, una manga y un puntal, respectivamente, de 64,1, 8,9 y, 7,3 m. Durante su vida operativa acogieron una dotación de noventa hombres y un armamento compuesto por dos cañones rayados de bronce de 8 cm. Fueron adquiridos en 1859 a una empresa antecesora de la Cunard, según algunas fuentes 46 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 139


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