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REVISTA SANIDAD FAS OCT DIC 2017

Practicantes de medicina militares del Ejército del Aire (1940-1941) Sanid. mil. 2017; 73 (4)  257 Se han realizado consultas en sala del Archivo Histórico del Ejército del Aire y de la Biblioteca Central Militar; lectura y es-tudio de legislación y datos personales en publicaciones oficiales, tanto en soporte físico como a través de los fondos de la Biblio-teca Virtual de Defensa; lectura y estudio de artículos en revistas periódicas como Medicina Militar, Sanidad Militar, Aeroplano, Aeronáutica y Astronáutica. ANTECEDENTES En España, las profesiones de practicante de medicina, ma-trona, enfermera y el oficio de enfermero, se englobaban en las denominadas «carreras auxiliares médicas» hasta bien avanzada la mitad del siglo XX1. En relación al «Practicante de Medicina y Cirugía» fue una profesión mayoritaria, pero no exclusivamente masculina, sien-do reglada inicialmente por ley en septiembre de 1857. La «Enfermera» tiene referencias históricas desde el siglo XVI, pero su titulación profesional quedó establecida en 1915, cuando quedaron indicadas las condiciones para el ejercicio de la profesión. El «Enfermero» no aparece como profesión sanitaria al ser considerado como oficio2. Tampoco lo hace con la Ley de Ins-trucción Pública de 1857 que regulaba los estudios a nivel nacio-nal, ni en la legislación que determinó la titulación profesional de enfermeras en España. Sobre las definiciones de practicante y enfermero, Alonso y García Sierra (1945) afirma3: El practicante es una persona perita, con un título profesio-nal, de esfera más limitada, pero tan respetable como otra cual-quiera carrera oficial, que ejecuta las prescripciones del médico con arreglo a ciencia. … el enfermero es cualquier persona que hace lo que el médico ordena con arreglo a práctica. Sanitarios practicantes y enfermeros del Ejército A finales del siglo XIX, los practicantes y enfermeros del Ejército eran sanitarios formados por el propio Ejército entre el personal de reemplazo. En los inicios del siglo XX, dado que no había el número suficiente de practicantes entre los reclutas, se proponía formar a cierto número de ellos para que realizaran las funciones del practicante4,5. La formación de personal de tropa con la denominación de sanitarios practicantes y sanitarios enfermeros continuó durante el primer tercio del siglo XX, considerándose la instrucción fa-cultativa de grado elemental para los sanitarios enfermeros y de grado superior para los sanitarios practicantes6. Practicantes de medicina militares Durante la Guerra del Rif en 1921, tras el conocido como Desastre de Annual y Monte Arruit, mientras se organizaba de-finitivamente el Cuerpo Subalterno de Sanidad Militar, se crea-ron de forma urgente cien plazas de practicantes profesionales del Ejército, auxiliares del Cuerpo de Sanidad Militar. Dicho personal no tenía asimilación a categoría militar alguna, pero estaba subordinado a la jurisdicción de Guerra, comprendién-doles los preceptos de las Reales Ordenanzas. Un año después de ser proclamada la Segunda República, se creó el Cuerpo Auxiliar Subalterno del Ejército (CASE). Una de sus subsecciones se compuso con los practicantes de medicina militares que lo solicitaron. No tenían ninguna asimilación mili-tar, pero sí la consideración de oficiales estando, por ello, sujetos a la jurisdicción militar. Sanidad de la aviación militar española Se considera 1911 como el año del nacimiento de la aviación militar española. En sus inicios tuvo la categoría castrense de servicio dentro del Ejército, por lo que su asistencia sanitaria era la propia del Ejército. Con la incorporación de los primeros cien practicantes pro-fesionales del Ejército con derecho a plaza en 1921, dos de ellos, don Manuel Vicioso de Rus y don José Luis González, fueron destinados a unidades de aviación7. El régimen interior del Servicio de Aviación del año 1924 ya determinaba las características de los servicios de auxilio sa-nitario que debía haber en las unidades aéreas. En relación al practicante titulado, dependía directamente del médico y debía permanecer en la Unidad durante las horas de vuelo, la de los talleres o cuando se creyera necesario. En el caso de que no hu-biera practicante titulado, se consideraba que un sanitario o sol-dado instruido por el médico podía realizar sus funciones, con-siderándose la figura del soldado enfermero como ayudante del practicante titulado o en funciones8. Los comandantes Puig y Gómez (1934) consideraban que el personal auxiliar del Cuerpo de Sanidad del Aire debía estar cons-tituido por practicantes, enfermeros y camilleros. Los practican-tes, con misiones subalternas al servicio de los médicos, debían ser seleccionados entre los que poseyeran el título de «Practicante de Medicina y Cirugía» En relación a los enfermeros y camilleros, los describen como de menor categoría pero también necesarios9. Guerra Civil La necesidad de personal sanitario en ambos bandos se acen-tuó rápidamente, siendo necesario incrementar los efectivos de sanidad. Así, el Gobierno de la República movilizó forzosamen-te a los profesionales sanitarios y legitimó el ejercicio profesio-nal de estudiantes de Practicantes de Medicina10. Por parte de la Junta de Defensa Nacional de Burgos, se procedió a la militari-zación de los médicos y practicantes de medicina civiles que ya estaban al servicio de la causa11. Ambos bandos fueron ampliando y concretando las diver-sas situaciones de dicho personal, aunque desde el inicio de la guerra se legisló para que los estudiantes de medicina pudieran ejercer como practicantes de medicina12. Como ejemplo, el Arma de Aviación de las fuerzas subleva-das solicitó asimilaciones de practicantes desde enero de 193813, aunque un número aproximado de treinta practicantes de medi-cina ya habían sido militarizados y/o asimilados a suboficiales de dicha arma desde el inicio de la guerra14-17.


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