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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 347

El mástil integrado reduce la firma radar del barco y minimiza las interferencias. Las F-110 y sus grandes avances tecnológicos El desarrollo y construcción de las cinco nuevas fragatas que contempla el programa F-110 representa el relevo de la serie F-80 de la clase Santa María, unos buques de 4.000 toneladas de desplazamiento que entraron en servicio entre diciembre de 1986 y diciembre de 1994, lo que supone que ya han empezado a cumplir tres décadas de servicio y en unos cinco años iniciarán el final de su vida útil. Las F-110 están concebidas para ser buques de escolta oceánica multimisión, pero con el acento puesto en la guerra antisubmarina y optimizadas para operar en escenarios de alta intensidad próximos a las costas. Se convertirán en el complemento de las fragatas F-100, clase Álvaro de Bazán, escoltas oceánicos de gran capacidad antiaérea. La Armada española se ha inclinado por un buque lo más equilibrado posible en todas las áreas de la guerra naval. Con un desplazamiento del orden de las 6.000 toneladas, su avanzada y silenciosa planta propulsora —con dos motores eléctricos y una turbina de gas en configuración CODELAG— les permitirán alcanzar una velocidad máxima superior a los 27 nudos. Sus sistemas de armas y sensores darán respuesta a las nuevas amenazas asimétricas y difusas derivadas de la actual situación estratégica para que sean capaces de cumplir misiones de disuasión, presencia en escenarios de crisis y defensa de los intereses marítimos nacionales. Para llevar a cabo las citadas labores van a contar con un conjunto de capacidades básicas permanentes y otras de carácter modular no permanente, que se embarcarán con carácter temporal. Un espacio polivalente situado junto al hangar de popa del helicóptero embarcado permitirá incorporar diferentes módulos de misión estandarizados. Por ejemplo, para operar vehículos no tripulados, alojar embarcaciones menores para acciones de Infantería de Marina o proporcionar apoyos a agencias gubernamentales y no gubernamentales. «Hoy en día los escenarios de crisis o conflicto suelen estar muy próximos al litoral, en áreas donde se entremezclan combatientes y civiles, y en las que hay que cumplir misiones de apoyo a ONG como servicios de valor añadido a las operaciones, lo que exige contar con sensores y armas adaptados a dichos escenarios. Todo ello está contemplado en el diseño de las F-110», subraya el capitán de navío Manuel Martínez Ruiz, jefe del programa en la Subdirección de Gestión de Programas de la DGAM. Su dotación será de 150 personas, lo que representa una disminución de 65 con respecto a las F-80 a las que va a sustituir. Ello es el fruto de la alta automatización de los sistemas de a bordo, acordes con los requisitos de misión del Estado Mayor de la Armada. No obstante, podrá alojar otras 36 personas para apoyar tareas específicas. Al igual que ocurre con el desarrollo de los VCR 8x8, el programa naval también va a servir para impulsar la base tecnológica de la industria de defensa española y potenciar sus capacidades ante el mercado exterior. En las F-110 se va a dar «un salto cualitativo muy importante —destaca el jefe del programa— ya que, por vez primera, la industria nacional va a desarrollar y producir tecnologías críticas de misión, que en barcos anteriores se adquirían directamente a proveedores extranjeros». El contratista principal será el astillero nacional Navantia, que construirá los cinco buques en su factoría de Ferrol con la participación de numerosas empresas españolas, entre las que destaca Indra en el campo de los sensores. Se- La nueva generación de fragatas F-110 relevará a las F-80 de la clase Santa María a partir de 2022 48 Revista Española de Defensa Febrero 2018 Navantia


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