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EJERCITO 924

PRISIONERO DE LOS FILIPINOS Muchos de los oficiales españoles prisioneros de los filipinos, con el comandante Flandes a la cabeza, decidieron quedarse en Tarlac, entre ellos el teniente López Donoso, quizás por ser el lugar donde quedaron la mayoría de sus soldados. Aunque el trato recibido inicialmente fuera mejor que en otras localidades, los oficiales fueron despojados de sus ahorros y encerrados durante la noche entre cuatro paredes de tablas sin más cama que el duro suelo o, los más afortunados, sobre un jergón de cañas. Con todo, lo peor no eran estas miserables condiciones de vida, o la ínfima alimentación que recibieron, sino el aislamiento, la soledad y la nostalgia del hogar y de la Patria que hacían desesperar a algunos. Pocas noticias concretas podemos dar del largo cautiverio de López Donoso. Parece ser que a resultas de la guerra declarada por el líder rebelde Aguinaldo a los yanquis sería concentrado junto con otros prisioneros españoles sucesivamente en varios pueblos de la provincia de Ilocos Sur, donde llegó caminando de noche, vadeando ríos y privado de alimento. Sabemos que estuvo condenado a muerte, junto a otros compañeros oficiales, posiblemente por haber protagonizado un intento de evasión. Su familia recuerda que él mismo contaba que, condenados a muerte, los tagalos les anunciaban que al día siguiente darían muerte a uno de los españoles cautivos sin decirles 72  /  Revista Ejército nº 924 • abril 2018 a quién. A la mañana siguiente elegían a uno de los prisioneros y se lo llevaban, pero no lo pasaban por las armas, sino que lo llevaban a lugar distinto sin que sus compañeros le vieran, por lo que le creían muerto, lo que agudizaba su sufrimiento. La situación de prisionero de López Donoso se prolongó hasta el 9 de diciembre de 1899 en que, encontrándose en el pueblo de Bernal de Ilocos Norte, la región de la isla de Luzón más alejada de Manila, fue puesto en libertad por los insurrectos tagalos en unión de todos los que acompañaban al general de brigada Leopoldo García Peñas. Todos ellos embarcaron en el vapor Uranus con dirección a Manila, a donde llegaron el 12 de diciembre, a la espera de su embarque para la Península. En total, el cautiverio de López Donoso había durado desde el 10 de julio de 1898 hasta el 9 de diciembre de 1899, 17 meses. RETORNO A ESPAÑA Aún tendrá que esperar nuestro héroe hasta el 25 de enero de 1900, fecha en la que embarcó en el vapor Isla de Panay, que llega a Barcelona el 22 de febrero, donde permaneció hasta el día 28, cuando marchó a Jaén a disfrutar dos meses de licencia que empezó el 1 de marzo. La vuelta a la Patria y al hogar compensará a López Donoso de los padecimientos sufridos por los que recibiría, como todos los generales, jefes, oficiales y tropas repatriados que cayeron prisioneros de los insurrectos filipinos, la Medalla de Sufrimientos por la Patria (Real Orden de 5 de noviembre 1900. D.O. n.º 246, de 7 de diciembre). «La vuelta a la Patria y al hogar compensará a López Donoso de los padecimientos sufridos por los que recibiría, como todos los generales, jefes, oficiales y tropas repatriados que cayeron prisioneros de los insurrectos filipinos, la Medalla de Sufrimientos por la Patria» La vida de López Donoso volvió felizmente a la normalidad, como se refleja en su hoja de servicios. En la revista de abril de 1900 causó alta en el Regimiento Infantería de Reserva Jaén n.º 58 y, finalizados los dos meses de la licencia, quedó en situación de reserva con residencia en Jaén hasta acabar el año. Al año siguiente fue ascendido a primer teniente de la Escala de Reserva, con efectividad de 23 de septiembre por Real Orden de 10 de octubre de 1901 (D.O. n.º 226, de 12 de octubre) y en tal empleo y situación continuó hasta final de agosto de 1902, en que causó baja en el regimiento por haberle sido concedido el retiro provisional en el empleo honorífico de capitán, con arreglo a la ley Soldados españoles repatriados, a su llegada al puerto de Barcelona, en 1898


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