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LA ESCUADRA DE GALERAS DE CATALUÑA de condiciones, no deberían haber alcanzado a las galeras catalanas. Más aún: la situación era incluso favorable a estas, porque la noche estaba próxima ― entraron en San Rafael a las 23.00, es decir ya de noche cerrada― y podrían haber intentado ocultarse en la oscuridad con un cambio de rumbo. Si no se hizo así fue, como hemos visto, porque «venían muy cerca», tanto que a la altura de San Rafael estaban «casi a tiro de cañón» (14); y eso solo podía obedecer a que la velocidad de las galeotas era superior a la de las galeras. La respuesta a por qué las galeras catalanas eran menos veloces que las galeotas y a que estas les estuviesen dando alcance nos la da un hecho determinante: la capitana debiera haber contado con una dotación de 375 remeros, y la patrona, con 280, lo que habría dado un total de 655 remeros (15). Pero sabemos que solo llevaban 300, es decir menos de la mitad de los reglamentarios (16). Por otro lado, «la xusma, flaca i mal mantinguda», estaba agotada por el esfuerzo, lo que no puede sorprender considerando que en la indagatoria posterior se declaró que, por enriquecimiento de los oficiales de la galera, «se daban malos mantenimientos, bizcochos malos de Tortosa, atunes podridos, sardinas muy malas y los vinos agrios y aguados, que de 47 cargas hicieron 67 o 69». Aparte de que, fuera de su mala calidad, la comida era escasa, habida cuenta que hacía cuatro meses que a los forzados no se les daba ni se les proveía de capotes ni de ropa, cuando la que tenían estaba tan rota que morían de frío. y ello «tot pel interessos particulars de l’arrenadatari i els responsables». Esta alimentación escasa y mala y tal falta de abrigo solo se podía traducir en enfermedades y debilidad de los tripulantes y remeros. Pero, si este era el estado de los responsables de la propulsión a remo, no era mejor el de las velas y arboladuras, pues de las mismas actuaciones resultó que el palo mayor de la capitana era dos brazas más corto de lo que le correspondía (17), el trinquete de la patrona estaba roto y podrido, y las velas de las dos galeras eran viejas, además de que carecían de cabos para manejarlas adecuadamente. En cuanto a los buques en sí, estaban faltos de carena, lo que se pensaba remediar en Génova, donde serían despalmados (18), pero que reducía considerablemente su velocidad. Es evidente que, en estas condiciones (remeros escasos, enfermos y desnutridos; arboladuras inadecuadas y expuestas a rotura ante cualquier esfuerzo, y cascos sucios), las galeras no podían desarrollar su velocidad normal y, forzosamente, habían de ser alcanzadas. Pero, una vez alcanzadas, ¿podrían haber presentado resistencia? En principio, la galera era un buque mucho más poderoso que la galeota, fundamen- (14)  LLOBET MASACHS, Santiago de: «La pèrdua de les galeres de Catalunya l’any 1623», en Butlletí de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, 1990, p. 128. (15)  MNM, col. Zalvide, art. 5, n.º 7, «Nueva reformación de la gente que habrá de haber en las galeras de España, Madrid, 1-6-1621». (16)  LLOBET MASACHS: art. cit., p. 137. (17)  Resultó que, por ahorrar, se le había puesto el de otra galera desguazada que era más pequeña, con lo que no resultaba del tamaño necesario. (18)  LLOBET MASACHS: art. cit., p. 128. Año 2018 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 37


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