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LUIS NEGRO MARCO De tal suerte, el 13 de marzo de 1804 la María Pita puso rumbo a La Guaira, en Venezuela, pero la mala mar a punto estuvo de hacer zozobrar a la corbeta, por lo que el 20 de marzo de 1804 la expedición se vio obligada a fondear en Puerto Cabello, refugio muy distante de su verdadero destino. Finalmente, el 30 de marzo de 1804 (día de Viernes Santo), Balmis lograba vacunar a varias decenas de personas en Caracas, en cuyo territorio de influencia creó, el 23 de abril de 1804, la primera Junta de Vacunación del continente americano. Ello fue posible gracias a que el alicantino y demás miembros de la filantrópica expedición fueron capaces de implicar en la campaña a un amplio espectro de la población y, sobre todo, a la Iglesia, cuyos frailes misioneros y sacerdotes animaban desde los púlpitos al pueblo a «pincharse». De este modo fue posible crear estas imprescindibles Juntas de Vacunación, integradas por variopintos equipos sanitarios que incluían a europeos, criollos, indígenas y esclavos de África. Doble expedición de Balmis y Salvany Una vez en La Guaira, el 8 de mayo de 1804, Balmis (director de la expedición) y Salvany (subdirector) se separaron. El primero continuó, junto a la mitad del equipo e Isabel Zendal, por América del Norte, a través de Cuba, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, y de allí, siguiendo la ruta del galeón de Manila, hasta Filipinas y China. Salvany, por su parte, prosiguió con la otra mitad de los sanitarios españoles que habían zarpado del puerto de La Coruña, para llevar la vacuna a los territorios de Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. En este país, un religioso de la Orden de los Hermanos de San Juan de Dios ―a la vez que médico―, fray Pedro Manuel Chaparro, fue el primero en aplicar la vacuna antivariólica en América del Sur. y lo hizo en 1765 ―treinta y un años antes de que Jenner la desarrollara―, en Santiago de Chile, en el transcurso de una de las más de veinte epidemias de viruela que azotaron a la nación. ya en 1807, cuando llegó a Chile el médico español de la Expedición de la Vacuna Manuel Julián Grajales, el religioso chileno colaboró activamente con él para vacunar a la población del país. La expedición de Josep Salvany fue más dilatada y mucho más accidentada. Para trasladar a los expedicionarios desde La Guaira a Cartagena, Salvany contrató el bergantín San Luis Gonzaga, pero el 13 de mayo de 1804, a los cuatro días de navegación, encalló en las bocas del río Magdalena, cerca de Barranquilla (Colombia, entonces Nueva Granada), y todo el pasaje hubo de buscar refugio en una playa desierta cerca de Cartagena. Finalmente fueron rescatados por el navío corsario Nancy, al mando del teniente de navío Vicente Carlos Varela (17). (17)  RAMíREZ MARTíN, Susana M.ª: «El legado de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1810): las Juntas de Vacuna», ibídem, vol. LVI-1, 2004. 54 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 140


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