TEMAS GENERALES uniría el resto de torpederos tras finalizar su navegación desde Vigo, donde tenían prevista su entrada esa misma tarde. Las condiciones meteorológicas eran inmejorables para este tipo de navegaciones en tránsito, y nada hacía presagiar un empeoramiento repentino de las mismas que perjudicara las prestaciones marineras de este tipo de buque. Navegando con normalidad e iniciada la singladura desde Ferrol, a la altura del archipiélago que forman las islas Sisargas, frente a la Costa da Morte en Malpica, se fija rumbo 245, recibe el viento y la mar por la aleta de estribor de dirección noreste, por consiguiente en inmejorables circunstancias, exceptuando el inconveniente e incomodidad de las grandes guiñadas que supone recibir el oleaje por la aleta. El manómetro indicador de la presión de la caldera marcaba entre seis y siete atmósferas de presión, que hacían girar la hélice a más de 200 revoluciones, las necesarias para conseguir una velocidad avante de 12 millas fijada en las instrucciones y normas para este tránsito. Todo hacía presagiar el feliz término de la singladura en Vigo a las cinco de la tarde. Navegando entre cabo de la Nave y Finisterre, teniendo por el través a unas tres millas la costa que discurre entre estos dos puntos geográficos, se vio salir por el ventilador de la cámara de calderas y por las escotillas de bajada a la máquina una gran cantidad de vapor y humo. Estos hechos hicieron suponer una avería en la zona de calderas, temores que se convirtieron en una cruel realidad al oír los desgarradores gritos de socorro, dolor y sufrimiento y ver cómo salían por las escotillas del torpedero cuatro hombres casi carbonizados. Torpedero Azor navegando. (Foto: Archivo del Museo Naval). 2018 649
RGM MAYO 2018
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