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Revista de Historia Militar 123

184 JOSÉ ANTONIO PÉREZ GIMENA La actividad bélica se fue desarrollando con suerte repartida entre los bandos cristianos y nazaríes. A la derrota cristiana en la”Ajarquía” o también llamada “Lomas de Málaga” con lo que “el Zagal” y su hermano Abu´l-Hassan, obtuvieron un importante prestigio, se contrapone la victoria cristiana de Lucena, donde fue hecho prisionero el nuevo Emir Boabdil, que había tratado de emular el prestigio conseguido por su padre con la victoria de la Ajarquía. El aprisionamiento de Boabdil puso en práctica un conjunto de pactos consistentes en treguas, vasallajes y tributos que presentaron al joven Emir ante su pueblo como el adalid de la terminación de la guerra con una paz pactada, la cual era deseada por la mayoría de la población rural y rechazada por el sector intransigente, en especial por los alfaquíes y otros dirigentes religiosos y la mayoría de las poblaciones urbanas. La ruptura granadina ya no era ahora solo “in capite” ahora había conseguido calar a la población. En el aprovechamiento del aprisionamiento de Boabdil, se hizo notar la mano maestra de ese gran político que fue el rey Fernando. El resto del año 83 fue pródigo en escaramuzas y enfrentamientos fronterizos de los que cabe destacar, por el bando cristiano, la recuperación de Zahara y la victoria en la llamada “batalla de Utrera o Lopera”. Un año después, se mantuvo la actuación bélica en los mismos términos que los dos años anteriores hasta junio. En este mes, el rey Fernando pone asedio y rinde la plaza de Alora y posteriormente la de Setenil a diez kilómetros de Ronda. En estos dos asedios interviene activamente la artillería lo que permite abreviar las negociaciones de capitulación. En esta fase, los enfrentamientos se efectuaron bajo el concepto medieval de la guerra. Esto es; los reclamos del rey, concentraciones, planteamiento de las batallas y cercos y disolución de las huestes después de finalizada la campaña. No obstante existen dos factores que empiezan a aflorar en el transcurso de esta fase dentro del planteamiento bélico. El primero se refiere a las cada vez más importantes masas de combatientes que utiliza el bando cristiano y que repercute en unos problemas logísticos (abastecimientos, economía, etc.) nunca planteados antes a ese nivel. El segundo es la utilización progresiva de la artillería, hasta convertirse en un elemento esencial del asedio, como son los casos de Alora y Setenil en la segunda mitad del 84. 2.3.2.- Segunda fase: Los años decisivos (1485-1487) Las campañas de esta segunda fase fueron las que marcaron la derrota nazarí en esta guerra. Se planteó en el bando cristiano una planificación de actividades para cohesionar una serie de actuaciones que tuvieron lugar en estos años. Revista de Historia Militar, 123 (2018), pp. 184-232. ISSN: 0482-5748


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