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DAVID RUBIO MÁRQUEZ los japoneses por la pretensión norteamericana de abordar el tema chino (9), lo cual suponía una nefasta noticia para el país asiático. Así pues, Japón demandó definir la agenda por adelantado y declaró que no aceptaría discutir ciertos temas espinosos, pretensión a la que los norteamericanos contestaron con una seca negativa (10). El Vaticano, en fin, como recogió la prensa católica española, mostró su apoyo a la conferencia: «El Santo Papa desea vehementemente que el éxito más lisonjero acompañe a los trabajos de la Conferencia reunida en la capital de los Estados Unidos para aliviar a los pueblos de una inmensa pesadumbre, como es el presupuesto de armamentos, y, sobre todo, para alejar más cada día los peligros de una nueva guerra» (11). Las causas ¿Cuáles eran las causas de la propuesta de Harding? Podemos señalar, en primer lugar, una causa económica: «… economizar a los futuros contendientes buen número de millones» (12). La pregunta formulada, en diciembre de 1922, por el secretario de Estado norteamericano ante la asamblea anual de la American Historical Association es muy esclarecedora en este aspecto: «¿qué será más conveniente para una democracia amante de la paz: un Convenio que traiga consigo relativa seguridad o una costosa competencia en armamentos?» (13). El 11 de noviembre de 1918 concluyó la primera guerra mundial. Pero el fin de las hostilidades no puso término a las tensiones internacionales, especialmente en el océano Pacífico, foco de rivalidad entre el Reino Unido, Japón y Estados Unidos. Esta última potencia había proyectado en 1916 un programa naval que incluía diez acorazados y seis cruceros de batalla (14). El objeti- (9)  En La Correspondencia de España se podía leer: «En los círculos políticos del Japón se cree que deben nombrarse representantes para la Conferencia del desarme, propuesta por Harding. Sin embargo, en los mismos círculos se manifiesta cierto malestar porque la invitación haya sido dirigida á China, á Francia y á Italia, y porque es probable que se amplíe con este motivó el límite de los problemas previstos, y que estas últimas potencias invitadas por Norteamérica sostengan el punto de vista de los Estados Unidos. El periódico Nichi Nichi habla de un tratado secreto angloamericano, del que podría resultar para el Japón cierto aislamiento. Este mismo periódico invita al Gobierno japonés á manifestarse muy prudente». «La reducción de los armamentos», ibídem, 18 de julio de 1921. (10)  La negativa del Gobierno norteamericano a la discusión previa de la agenda, en «Los problemas de la paz», La Época, 20 de julio de 1921. (11)  ESTéBANEZ, P. Maximiliano: España y América, Extranjero, núm. 19 (1 de octubre de 1921), p. 395. (12)  Vida Marítima, La Situación Internacional, núm. 703 (30 de noviembre de 1921), p. 342. (13)  «Resultado de la Conferencia de Wáshington» (sic), en Revista General de Marina, t. LxxxxI (mayo 1923), p. 612. (14)  ANDúJAR, Manuel: «El poder naval», en Vida Marítima, núm. 695 (30 de julio de 1921), p. 214. 12 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 141


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