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DAVID RUBIO MÁRQUEZ sin ningún freno para su expansión en el Lejano Oriente y el Pacífico (26). La situación llegó a ser tan tensa que el publicista británico Roberto MacRay escribió: «Todo el mundo debe saber que la menor sugestión de una acción británica contra los Estados Unidos colocaría a Australia, Nueva Zelanda y Canadá al lado de los Estados Unidos en contra de la madre patria, si fuera necesario, lo que disolvería y destruiría al imperio británico» (27). A la postre, la postura contraria a la alianza anglojaponesa prevaleció y la conferencia imperial británica anunció su no renovación, de suerte que fue suspendida en 1921 y dada por concluida en 1923. La conferencia La conferencia comenzó el 12 de noviembre de 1921, en el Memorial Continental Hall de la ciudad de Washington. Pronunció el discurso inaugural el presidente Harding. Era la primera ocasión en que una cumbre internacional se reunía en Estados Unidos. Después de dar la bienvenida a los delegados de las potencias asistentes, Harding recordó el motivo que los reunía: «… las gentes de bien, y todos los que se inspiren en los sentimientos humanos, desean hoy, en todo el mundo, que sus estadistas reduzcan los gastos que se hagan pensando en la destrucción». Aseguró además que, «para que esta Conferencia tenga buenos frutos, es menester que todos acepten los debidos sacrificios». El secretario de Estado, Charles Evans Hughes, designado presidente de la conferencia, presentó un programa de reducción de armamentos navales muy ambicioso. Los puntos fundamentales del mismo eran: «Primero: que se desista de construir o cese la construcción de todas las unidades de primera clase; segundo: la fuerza de naves de guerra existente debía reducirse inmediatamente mediante el desguace de buques antiguos; tercera: después de que las propuestas anteriores se hubieran aplicado, las fuerzas relativas de las potencias navales en ese momento se mantendrían; cuarta: la medida de fuerza naval debe fijarse en el tonelaje total de los buques de guerra y en el tonelaje de los otros tipos de buques de guerra se mantendrá en la misma proporción. Con arreglo a estos principios, Inglaterra cesaría en la construcción de las cuatro unidades del tipo Hood que tiene empezadas, y borraría de su contingente naval todos los acorazados de primera y segunda línea, a partir del tipo Jorge IV. El Japón abandonaría el proyecto de construcción de dos acorazados y cuatro cruceros acorazados, y borraría de sus listas navales tres unidades de primera clase, cuatro acorazados que está construyendo y diez dreadnoughts de segunda línea. Los Estados Unidos borrarían de su lista naval quince acorazados que están actualmente en construcción y quince acorazados más. quinta: durante los diez años venideros, no se construirá ninguna unidad de primera clase. Sexta: El tonelaje máximo de reemplazo habrá de ser fijado de modo que los Estados Unidos tengan 500.000 (26)  «Australia y la Conferencia de Washington», en Revista General de Marina, t. LxxxIx (septiembre 1921), p. 412. (27)  Cit. por REVESZ, Andrés: op. cit., p. 71. 16 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 141


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