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Revista-Sanidad-Militar-74-3

Naranjo García JF. como agregados de los otros ejércitos, de los que ambos estaban sobradamente dotados después de la Guerra Civil8. Se publicó el primer concurso-oposición para formar la escala inicial de prac-ticantes de medicina, compuesta por 10 brigadas y 116 de sargen-tos, entre componentes de los ejércitos y excombatientes9. Para la consecución de esta escala inicial, fue decisivo el concurso de los suboficiales provisionales practicantes y el personal de la Segunda Sección (perital) del Cuerpo de Subalternos del Ejército (CASE); se cubrieron 4 plazas de brigadas y 68 de sargentos10; más adelante se admitieron 5 brigadas y 24 sargentos más11. A partir de enton-ces se introdujeron cambios radicales y se desechó este modelo inicial, transformando la percepción que sobre ellos se tenía. A lo largo de este periodo estudiado, tres modelos de auxilia-res de sanidad definen la carrera de este personal. El primero co-mienza con la promulgación de la ley que crea a los Especialistas de los tres ejércitos12, desarrollado posteriormente con el decreto sobre los Especialistas del EA13. Con él se crearon tres grupos de especialistas; dentro de los de segunda, se encontraba la Escala de Enfermeros Auxiliares de Sanidad (EAS). La descripción de sus funciones en dicho decreto era: “Será su misión actuar como Enfermeros y prestar la ayu-da que requieran los Médicos en Unidades, Enfermería, Clí-nicas, Laboratorios y visitas domiciliarias, así como el cuidar y conservar el material médico-quirúrgico, de exploración, análisis, depuración y desinfección.” Una vez conocidas las misiones, lo primero que llamó la atención fue la ausencia de la titulación de practicantes como premisa para acudir a la oposición, además de que el recluta-miento sería en un principio, una especie de promoción interna entre el personal de tropa del EA, únicamente con conocimien-tos y algo de experiencia en la profesión, nada relacionado con el acceso directo para los que poseyeran estudios de medicina. Am-bas condiciones supusieron una merma en su desarrollo, tanto en lo relativo a sus funciones como a sus carreras, muy diferente a lo que sucedía en el ET y en la Armada, con una sobrada tra-dición y demostrada profesionalidad. Se comenzó con la publicación de una convocatoria para absorber a los pocos suboficiales practicantes que tenía el EA, con los que se formó la escala inicial de especialistas Enferme-ros, con una evidente disminución de categoría profesional, con respecto a los practicantes de los demás ejércitos, a pesar de que la mayoría poseían el correspondiente título14. En total se publi-caron 11 convocatorias para este primer modelo. Eran unos mo-mentos delicados de la historia y se debía premiar los sacrificios realizados por los excombatientes y excautivos15, así como a los participantes en la División Azul16, a la hora de ingresar en la Administración, y en este caso no iba a ser diferente. Tras superar la convocatoria, se realizaba la formación en la Escuela de Enfermeros Auxiliares de Sanidad de Madrid, con una duración mínima de seis meses con el empleo de soldado de segun-da; durante este periodo se adquirían los conocimientos necesarios para poder desarrollar su especialidad y firmaban un compromiso de cuatro años. Al finalizar la formación eran nombrados ayu-dantes de especialistas Enfermeros con el empleo de soldados de primera y destinados a las Unidades, en donde efectuaban prác-ticas a la vez que el curso para el ascenso a cabo, con las ventajas 188  Sanid. mil. 2018; 74 (3) económicas que por ello le correspondían; al año eran nombrados especialistas, e ingresaban por fin en su escala correspondiente, a la vez que ascendían al empleo de cabo; a continuación realizaban el curso de cabo primero; al año en el empleo de cabo, y siempre con ocasión de vacante, ascendían a cabo primero; y a partir de entonces podían contraer matrimonio. Al año de cabo primero podían ser convocados, previa soli-citud, al curso de sargento en la Escuela de Enfermeros; los que lo superaban, y con ocasión de vacante, ingresaban en el Cuerpo de Suboficiales Especialistas (CSE) con el empleo de sargento. Como se puede observar, permanecían un prolongado tiempo entre la clase de tropa, solicitando los correspondientes periodos de reenganche, con todo lo que ello suponía. Los que por cualquier circunstancia no ingresaban en el CSE, podían continuar como cabos primeros mediante la firma de hasta 5 compromisos de 4 años cada uno, sin superar los 56 años de edad, transcurridos los cuales eran dados de baja del EA17. El ascenso a brigada y la promoción a alférez, máximo empleo al que podían aspirar entonces, se realizaban con oca-sión de vacante18. Las edades de retiro no se establecieron hasta 1955, que para los suboficiales se fijaron a los 58 años de edad y para los oficiales a los 6019; estas edades de retiro se confirma-ron cuando se aumentó al empleo de comandante, el nuevo tope para los especialistas del EA20. El hecho de no tener una titulación homologada con la vida civil, condicionó de manera significativa su carrera militar, pro-longado en exceso su permanencia entre las clases de tropa, a pe-sar de que muchos poseían el título de practicantes de sanidad; hay que recordar en este punto que, en el ET, una vez finalizada la formación militar necesaria para los que procedían de la vida civil, con una duración de cuatro meses, los practicantes ingresa-ban en su escala con el empleo de brigada, nada que ver con los pertenecientes al EA. A partir de la convocatoria de 1955 se comenzó a realizar el ingreso mediante acceso directo además de la consabida pro-moción interna del EA, debido a la escasa petición de ingreso entre las clases de tropa y a la poca preparación que tenía este personal. Por ello, los paisanos que ingresaban debían realizar una formación militar previa en la Escuadrilla de Tropas de la Región Aérea Central y a continuación, civiles y militares, el cur-so de formación en la Escuela. En 1962 el EA efectuó un profundo cambio en la estructura del CSE; se agruparon unas especialidades y otras desaparecie-ron, como fue el caso de los Enfermeros21. Por aquella ley, la escala quedó declarada a extinguir, por lo que no se volvió a convocar ninguna plaza de esta especialidad, pero continuaron en vigor los preceptos que la habían hecho posible, hasta la to-tal desaparición de su personal: pruebas de ingreso en el CSE, cursos de promoción a oficial y todos aquellos que su Escala de Especialistas les exigía. Como para integrarse en la nueva Escala creada, debían poseer el título de Ayudante Técnico Sanitario (ATS), como se verá a continuación, los que carecían de él tenían dos opciones: continuar hasta el retiro en la antigua escala, con los derechos que tenían adquiridos desde su ingreso, o solicitar la convocatoria para la realización de los estudios universitarios para la obtención del título en la Facultad de Medicina que co-rrespondiera, para lo que se les facilitaría el destino a la plaza en donde radicara la universidad. Tras la obtención del título, se


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