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TEMAS GENERALES hace que no se pueda dudar de que lo era. Los ejércitos contemporáneos seguían usando banderas particulares porque no tenían tan inmediata necesidad de representar a su nación, dando mayor importancia a la necesidad de diferenciar unas unidades de otras. Esto cambió, lógicamente, con la guerra contra la invasión francesa, en la que no solo los ejércitos franceses usaban una nueva insignia que simbolizaba a su nación —no a su soberano, como antes de la Revolución, lo que seguramente provocó un proceso de emulación espontánea por parte española—, sino que el ejército que se les enfrentó era en gran parte irregular. Esto último por un lado requirió, o simplemente provocó, una explosión de espíritu nacionalista que hizo que las unidades más irregulares, menos sujetas a reglamentos y tradiciones, echaran mano de la bandera que más se ajustó a sus deseos y a sus recursos. y la nacional de la Armada les vino como anillo al dedo, lo cual se puede deducir con mayor convicción de la afirmación repetida por diversos autores de que la usaron unidades de voluntarios. Después de esta extensión del uso de la bandera roja y gualda como símbolo nacional en determinadas unidades de un ejército al fin victorioso, el efecto se extendió a más órganos de la nación. Cierto es que la Constitución de 1812 no reguló su utilización y que no se ha encontrado ninguna disposición anterior o posterior que lo hiciera (incluido el Decreto de unificación), pero eso no quita para que el fenómeno se produjera de forma extraoficial y las noticias periodísticas citadas anteriormente son un fortísimo indicio de que así sucedió. En cualquier caso, de lo que se trataba era de demostrar que no fue el Decreto de unificación el que estableció la bandera nacional, sino que esta ya venía siendo usada por la Marina de guerra mucho tiempo antes. y creemos que ha quedado suficientemente demostrado. Con mucha menos argumentación, así lo dice el general Rivas fabal en su Historia de la Infantería de Marina Española, y lo aceptan el propio AChE en su entrada del 28 de mayo del 1785 cuando se refiere al Decreto de valdés, y el Diccionario de Historia de España, que en la acepción «bandera» dice que  «Carlos III adoptó... la enseña rojo-gualda, convertida en bandera española por Real Decreto (21-5- 1785)». Lo acepta incluso la enciclopedia digital y popular por antonomasia (https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADmbolos_de_Espa%C3%B1a). ¿Entonces...? Entonces hay que dar, por fin, una explicación por la que el Decreto de valdés no menciona nada de lo más notable de entre lo que hemos sostenido hasta aquí. no señala que se adoptaron los colores rojo y gualda por ser representativos de España, y menciona solo la necesidad de evitar confusiones que los intérpretes del decreto han entendido que sucedían en combate. Como ya indica O’Donnell en su obra repetidamente citada, la explicación es, casi con 2018 499


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