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LOS BARCOS DEL DESASTRE. LA REPATRIACIÓN DE FILIPINAS (1898-1900) despojos de 75 hombres (100), abandonados hasta entonces en una tierra lejana. De la construcción del primer cofre se encargará la empresa Zamora Hermanos, mientras que la segunda será tallada por el artesano local don Eulogio García. El 14 de febrero de 1904, con la mayor solemnidad y tras el disparo de 21 salvas de honor, un destacamento de marines hace entrega a los españoles de los restos de sus compatriotas. Depositados en su correspondiente urna y subidos a bordo del Isla de Panay, serán trasladados a la Península junto con los de sus compañeros de Baler, entrando en Barcelona el 16 de enero y en Cádiz tres días más tarde. Una real orden de 29 de enero, firmada por S.M. el rey Alfonso XIII, dispuso que los marinos fuesen enterrados en el Panteón de Marinos Ilustres de Cádiz. Los restos mortales contenidos en el segundo cofre serían solemnemente depositados en el cementerio madrileño del este (101). De más dudosa credibilidad, a pesar de la abundancia y precisión de los datos aportados, resultó en su día el testimonio de José García Perelló, supuesto prisionero de los tagalos que, tras once años de cautiverio en la isla de Tai- Tai y una larga odisea a su espalda, conseguiría regresar a España en mayo de 1910. De su supuesta epopeya dieron buena cuenta unos cuantos diarios de la época, si bien su relato apenas encontró ya el eco social o político que sin duda hubiese alcanzado de haber tenido lugar unos años antes. Oriundo de la localidad navarra de Tafalla, donde había dejado a sus padres y hermanos, y tras una breve estancia en Madrid ejerciendo como dependiente en el comercio local, José fue enviado, junto con muchos otros muchachos de la quinta de 1896, a las islas Filipinas, donde sería asignado a una compañía de Infantería de Marina. Durante la guerra hispano-norteamericana participó en la batalla naval de Cavite a bordo del crucero Reina Cristina, consiguiendo alcanzar a nado la costa junto con otros supervivientes tras la destrucción de su buque. Allí sería hecho prisionero de los insurrectos locales, con quienes sufriría años de trasla- Península junto con los de los marinos fallecidos en Cavite. Aprobada la solicitud, se acuerda que no solo los de este oficial, sino los de todos los hombres caídos en Baler sean recuperados y trasladados a España. Para exhumar sus cuerpos se envía a esa localidad una delegación española a bordo del vapor Mauban (1.253 t). (100)  Ibídem, p. 51. En Baler serán desenterrados 17 cuerpos: «Debidamente identificados por el M. Rev. P. Juan López, O.M., párroco misionero de Baler, han sido exhumados los restos del M. R. P. Cándido Gómez Carreño, O.M., capitán del ejército español D. Enrique de las Morenas y Fossi, teniente don Juan Alonso Zayas, cabo José Chaves Martín y soldados Julián Galvete Iturmendi, Francisco Rovira Mompó, Ramón Donat Pastor, José Laforga Abad, Ramón López Lozano, Juan Fuentes Damián, Baldomero Larrode Paracuellos, Manuel Navarro León, Pedro Izquierdo Arnaiz, Rafael Alonso Medera, José Sanz Meramendi, Salvador Santamaría Aparicio y Marcos José Petana, muertos en la defensa de la plaza durante el memorable sitio de 1898-1899 (…) Y se ha hecho solemne entrega de los citados restos á los Sres. M.R.P Anastasio Gutiérrez, O.M., y D. Ramón Sotelo Matti, comisionados en debida forma por la Junta gestora y ejecutiva encargada de la repatriación de los restos». (101)  FERNáNDEZ, pp. 77-89. Año 2018 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 123


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