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ALERTA AÉREA en el Levante español El ejercicio Eagle Eye, con la participación de un millar de militares, pone a prueba las capacidades para la defensa del espacio aéreo de Alicante y Murcia de la Defensa, se hizo cargo del planeamiento y la conducción de la respuesta a las acciones hostiles desde el aire sobre el Levante español. Momentos antes, las trazas de las aeronaves de la Armada habían sido monitorizadas en las pantallas del Grupo Central de Mando y Control (GRUCEMAC), las «neuronas» en Torrejón de Ardoz del sistema de Mando y Control del MDOA. En consecuencia, dos de los seis F-18 del Ala 12 que intervinieron el ejercicio, configurados como cazas de reacción rápida en alerta 15 minutos, armados y con sus depósitos de combustible llenos, recibieron la orden de despegue inmediato —scramble— con el objetivo de interceptar y suprimir la amenaza de los «matadores » de la Armada. COBERTURA AÉREA El despliegue en el mar Mediterráneo, frente a las costas de Murcia, de la fragata F-101 Álvaro de Bazán y en diferentes puntos de la provincia de Alicante de la Unidad de Defensa Antiaérea (UDAA) del Ejército de Tierra «iluminó » de nuevo en un tiempo récord el sector asignado al Escuadrón nº 5 de Aitana destruido. De hecho, el radar EL pasado 12 de diciembre cazabombarderos AV-8B Harrier II Plus Matador simularon ser aviones enemigos, penetraron en el espacio aéreo nacional lanzados desde el Mediterráneo por el portaaeronaves LHD Juan Carlos I y destruyeron las instalaciones del Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 5, ubicado en la sierra alicantina de Aitana. La inutilización de su radar de última generación multipropósito Lanza 3D cegó los ojos del Ejército del Aire sobre un área de 470 kilómetros de radio y 30 de altura dejando fuera de control buena parte del Levante español, sus aguas adyacentes y parte del interior de la Península Ibérica. Comenzaba así la fase más exigente del ejercicio Eagle Eye 03-18 que entre los días 9 y 15 de diciembre y por tercera vez este año puso a prueba la suma de las capacidades de las Fuerzas Armadas integradas en el Sistema de Defensa Aérea Nacional. Un esfuerzo conjunto en el que intervinieron alrededor de 1.000 militares, una fragata y 28 aeronaves para frenar un sinfín de incursiones y movimientos de elementos no identificados, en esta ocasión, sobre la vertical de las provincias de Alicante y Murcia llevadas a cabo por aviones y helicópteros a bordo del Juan Carlos I, el bando enemigo. Las alarmas saltaron en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) antes de que los Harrier soltaran sus bombas BLU-111de 500 libras (227 kilos) sobre el EVA nº 5. Allí, a casi 350 kilómetros de distancia del epicentro del ataque, el teniente general César Miguel Simón ya había cambiado su «gorro» de jefe del Mando Aéreo de Combate por el de jefe del Mando de Defensa y Operaciones Aéreas (MDOA). Bajo la autoridad del comandante del Mando de Operaciones y, en consecuencia, subordinado al jefe de Estado Mayor El Mando de Defensa y Operaciones Aéreas dirigió el esfuerzo conjunto Enero 2019 Revista Española de Defensa 37


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