Page 17

Revista_Ejercito_933

17 soldados del regimiento de infantería Inmemorial del Rey ataviados con los uniformes de los soldados de los tercios: morriones, rodelas, sombreros de ala ancha, jubones, calzones, medias calzas, botas altas y correajes, escena insólita en tiempos de blindados como el Leopardo 2E o de reactores como el Eurofighter. Este regimiento es la unidad militar permanente más antigua del mundo y su lema dice: «Levanto esta coronelía para poner freno a los enemigos de mi corona». Pudimos ver las banderas de los tercios: Viejo de Nápoles, Borgoña y Alburquerque, y a soldados armados con el arcabuz y mosquete para el disparo, con picas, semipicas y alabardas para las acciones de asta y con espadas roperas y dagas vizcaínas para cuando entraban en el combate cuerpo a cuerpo. Esta fue la brillante manera de conmemorar el 450 aniversario del llamado «Camino Español», «Camino de los tercios de Flandes» o «Camino Sardo», es decir, los 1.000 kilómetros o las 620 millas que separan Milán de Bruselas, distancia que los tercios recorrían en una media de 45 días. De nuevo soldados españoles en Flandes, banderas con el aspa roja de san Andrés, largas picas, morriones, arcabuces... Casi cuatrocientos años después esta imagen se repitió en el verano de 2017 en distintos puntos de Bélgica, protagonizada por un grupo de militares del Ejército de Tierra, por 30 caballeros cadetes de la Academia General Militar de Zaragoza y también por algunos civiles amantes de la historia militar de España y del Camino Español. LA ACADEMIA DE INFANTERÍA EN EL ALCÁZAR DE TOLEDO El 31 de enero de 1810, nada más abandonar la división francesa que lo ocupaba, comenzó el último incendio del Alcázar. En 1854 se inició la reedificación y, como consecución a las obras de reconstrucción, se colocó en el centro del patio de armas una reproducción de la estatua de bronce fundido del emperador Carlos V, obra del artista italiano Leone Leoni. Esta reproducción se fundió en París en la fábrica de Barnedienne y fue vaciada por el hábil artista Cajani. Su precio fue exactamente de 21.109 pesetas, según nos cuenta el historiador Francisco Martín Arrúe en su libro Historia del Alcázar de Toledo, publicado en Madrid en 1889. En el frente del pedestal que soporta el bronce hay una corona de laurel, en el lado opuesto el escudo imperial y a derecha e izquierda dos inscripciones que nos recuerdan las frases que dijo el emperador en dos momentos críticos de su vida: la primera se refiere al combate de Landrecies en la región Norte Paso de Calais (Francia), en 1543, muy cerca de la frontera con Bélgica: «Si en la pelea veis caer El milagro de Empel. Obra de Federico Ferrer-Dalmau Con los rezos de esos tres infantes en Rocroi, y estos de Ceriñola, nació la costumbre militar del toque de oración a la caída del sol


Revista_Ejercito_933
To see the actual publication please follow the link above