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18 MANUEL GARCÍA CABEZAS ahora por negativa de las autoridades españolas. En 1819, el Reino Unido y España firmaron un tratado para la lucha contra el tráfico negrero y el gobierno español deseaba que uno de los tribunales creados a tal efecto se trasladara a territorio español. En 1827, para apoyar la nueva política antiesclavista, el capitán inglés William F. Owen llega a la isla y funda una colonia: Clarence, la futura Santa Isabel (y actualmente Malabo). La ciu-dad fue aumentando de población rápidamente debido al flujo de esclavos liberados de sus barcos prisión por los cruceros ingleses, que los liberaban y los transportaban (ilegalmente) a Fernando Poo. En octubre de 1828, la nueva ciudad contaba con 747 personas, entre ellas 120 sierraleonesas y otros 241 asentados provenientes de las zonas costeras del continente, que serán el origen de los fernandinos. A pesar de esa presencia inglesa, la finalidad de establecer en Fernando Poo una comisión mixta de represión del esclavismo nunca se cumplió, aunque ese era el motivo declarado que justificaba dicha presencia. En 1834 se produce la retirada oficial inglesa de la isla pero no la de todos los ciudadanos de esa nacionalidad. Comerciantes de la compañía in-glesa Richard Dillon y Cía. compran por mil libras las diversas propiedades que Gran Bretaña tenía en la isla e incluso las aumentaron con otras ad-quisiciones a los nativos; un representante de esas compañías comerciales, John Beecroft, se hace fuerte en la isla y representará durante varios años la verdadera autoridad en la isla a través de una milicia que forma con 120 voluntarios, bien armados y organizados. Se produjeron nuevos intentos de adquirir la isla por compañías co-merciales y también el gobierno británico de Palmeston pretendió en 1839 su compra a España, pero, cuando el acuerdo entre las partes parece estar concluido, las Cortes españolas, azuzadas por una furiosa campaña de pren-sa, rechazan el acuerdo y la isla permanece bajo soberanía española. Pero de hecho, la isla de Fernando Poo estará durante muchos años dominada por la acción de los cónsules británicos de la Bahía de Biafra9. El debate suscitado por el intento de compra anterior parece insuflar nuevos aires colonizadores a las autoridades españolas y se envían suce-sivas expediciones; en 1842 la expedición la manda Juan José de Lerena, quien, tras proclamar solemnemente la soberanía de Isabel II y aprobar unas ordenanzas de gobierno, nombra oficialmente gobernador a Beecroft, auxi-liado por un consejo de la colonia; otra nueva expedición que se organiza en 1845, dirigida por Guillemard de Aragón, se encontró con una colonia 9  De hecho hasta 1882 Fernando Poo figurará en el Anuario Real Británico como territorio bri-tánico y hasta 1888 solamente barcos alemanes y británicos aseguraban los enlaces marítimos regulares de Europa con la isla. Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 18-60. ISSN: 0482-5748


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