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222 ENRIQUE GOZALBES CRAVIOTO fuerza armada. De hecho, esa tradición de lucha política se mantendría hasta la época de la sublevación de los mercenarios, al final de la Primera Guerra Púnica, y la Segunda Guerra Púnica con la división entre los Bárquidas y la familia Hannon38, con unas posiciones muy diferentes en relación a la guerra y a la acción respecto a Roma. En cualquier caso, debe tenerse en cuenta la interesantísima reflexión de Diodoro de Sicilia a raíz de la elección de dos generales, Hannon y Bomilcar, para encabezar las tropas frente a la invasión del tirano siciliano Agathocles, a finales del siglo IV a. C. Después de indicar que Bomilcar aspiraba al establecimiento de una tiranía, que no había podido imponer hasta ese momento, señalaba lo siguiente: “La causa se encontraba en el extremo rigor con el que los cartagi-neses procedían con sus dirigentes militares. En momentos de guerra les encomendaban la dirección suprema a los ciudadanos más distinguidos, a los que consideraban capacitados para la defensa de su patria. Pero una vez restablecida la paz, estos mismos generales eran calumniados, y después de procesos injustos se les condenaba. Esta es la razón por la que los hombres llamados a ejercer el generalato, unos renunciaban a este poder, ante el te-mor a no verse libre de los tribunales, y sin embargo otros lo que hacían era aspirar a establecer una tiranía”39. LOS COMPONENTES CIUDADANOS DEL EJÉRCITO Como hemos visto, en los primeros dos siglos y medio de su existen-cia el ejército de Cartago estuvo constituido exclusivamente por la milicia de ciudadanos. En una época relativamente ya avanzada, en concreto en la segunda mitad del siglo IV a. C. (puesto que no se menciona con anteriori-dad a ese momento) se constituyó un llamado “Batallón sagrado” (Hieros Lochos) formado por soldados de la élite social cartaginesa, al igual que había existido en la griega Tebas otra unidad con idéntica denominación (y otras derivaciones). Mucho se ha discutido acerca de este cuerpo de elite ciudadano de Cartago, y aunque algunos autores han considerado que agru-paba a la totalidad de los ciudadanos presentes en la tropa, por el contrario parece bastante claro que se trataba de una simple elite de los mismos. El número de los componentes del “Batallón Sagrado” a lo largo del tiempo no aparece fijado: en Sicilia aparecen aniquilados en una batalla y se cifra su número en una cifra muy elevada de 2500: “soldados escogidos 38  A este respecto vid. el extenso y profundo estudio de GÓMEZ DE CASO, J.: Amílcar Barca y la política cartaginesa (249-237 a.C.), Alcalá de Henares, 1996. 39  DIOD. XX, 10. Revista de Historia Militar, 122 (2017), pp. 222-238. ISSN: 0482-5748


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