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JUSTICIA MILITAR Y CONFLICTOS DE COMPETENCIAS… 69 bargo, las deserciones más frecuentes se producían durante la ausencia de conflictos bélicos en las guarniciones y regimientos de Indias. Las causas más frecuentes eran las miserables condiciones de vida de los soldados por los escasos salarios que recibían o la tardanza en percibirlos, y por tanto, la necesidad de buscarse algún medio de subsistencia fuera del servicio militar. La otra causa más habitual era la huida de sus compañías para escapar de algún delito cometido durante su permanencia en filas. Dado que la mayoría de los soldados que servían en Filipinas procedían de Nueva España por reclutamiento forzoso, sobre todo en el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, muchas deserciones ocurrían durante el traslado de los nuevos sol-dados hasta Acapulco para su embarque en el galeón de Manila o al llegar a Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 69-90. ISSN: 0482-5748 la capital filipina. En estos casos, dada la escasez de soldados para completar las com-pañías, se procuraba conmutar la pena capital por otras más leves, de modo que después del cumplimiento de las mismas los soldados se reintegraran en sus unidades u otras similares, sobre todo, si era la primera vez que cometían el delito. Esta actitud era favorecida por los mandos militares locales por las razones expuestas. Sin embargo, ante cierta relajación en la aplicación de las penas más duras para estos casos, y el aumento del número de desercio-nes, el 20 de julio de 1736 se promulgó una Real Cédula ordenando que se cumpliera los dispuesto en ordenanzas anteriores sobre la condena a muerte y ejecución de los reos por estos delitos en todos los reinos de Indias. Estas nuevas disposiciones fueron cuestionadas por el gobernador filipino Val-dés Tamón y su sucesor Gaspar de la Torre, que se negaron a cumplirlas y propusieron su sustitución por la pena de seis carreras de baquetas y cuatro años de galeras con ración y sin sueldo, alegando que la extrema miseria y necesidad de los soldados los obligaba a ausentarse de sus destinos para buscarse la vida en toda clase de empleos y oficios: «Y si aprehendido uno de estos se le quitase la vida por desertor llegaría el rigor a lo sumo por cuanto la causa de su ausencia habría sido tan leve. Que las mas de las veces les precise la necesidad de bus-car lo que han menester para sí, para sus hijos y mujeres eso es tan corriente que no se ve otra cosa todos los días porque esos miserables no pueden mantenerse con tal cortedad de socorros la paga era de 8 cuartos al día, aunque se descontaba vestuario y otros gastos y una fanega de arroz y como no les alcanza el socorro ni la razón para medio mes les impele a la solicitud de lo que les falta».


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