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RAFAEL CANTERO BONILLA A finales de enero llegaron a Ribadeo dos personas que afirmaban ser tripulantes de diferentes navíos de la armada (63). El alcalde, Julián de Carranza, puso el hecho en conocimiento del marqués de Cerralbo, quien pidió que fueran enviados a La Coruña. Antes de que partieran, el escribano del Ayuntamiento, Juan de Oria, les tomaba declaración (64). Uno de ellos era Melchior de Sevilla, identificado como piloto de «una nave veneciana» (65); el otro, Jácome Hescafin, genovés y calafate de la Santa María. Ambos afirmaban en su declaración que, tras cinco días de travesía bordeando el norte de Irlanda, la Girona se disponía a embocar el Canal con dirección a Escocia cuando, a las cuatro de la mañana, se quebró el timón de la galeaza, la cual, sin posibilidad de ser dirigida por los pilotos, fue empujada irremediablemente contra un peñón en la zona conocida como Lacada Point. Allí se ahogaron 1.300 hombres con su mando, Alonso Martínez de Leyva, después de haber decidido no rendirse a los ingleses y tras haber sobrevivido durante semanas en territorio irlandés en unas condiciones difícilmente imaginables. Unos documentos hablan tan solo de cinco o seis supervivientes, algunos testigos afirmaron que fueron nueve los que se salvaron (66). Dos de ellos habían alcanzado Ribadeo. Conclusiones. Algunos datos para el debate La armada no resultó dañada de forma irremediable en las aguas del canal de la Mancha. Los ingleses rehusaron acercarse a los barcos españoles, para eludir posibles abordajes, de manera que los combates tuvieron lugar con la artillería como protagonista. Los encuentros que se produjeron el día 4 y el combate posterior desarrollado en Gravelinas sí que provocaron ciertos desperfectos y averías considerables en algunos de los barcos. La retaguardia se vio envuelta en serios combates. En esa posición debería haberse encontrado el San Juan de Recalde, pero tras las primeras refriegas hubo de pasar a vanguardia y dejar el mando de la retaguardia a la Santa María. Los desperfectos que sufrieron y las escasas condiciones que para marear en el Atlántico tenían los barcos mediterráneos hicieron que, una vez que Medina Sidonia hubo ordenado el retorno bordeando las islas británicas, las levantiscas queda- (63)  Ib., doc. 7035, p. 410. (64)  Ib., doc. 7082, p. 455. (65)  En mi opinión, esto puede ser un error de transcripción, ya que Sevilla debió de identificarse como piloto de la Veneciana, que era el sobrenombre con el que se conocía a la Trinidad Valanzera. Véase también ibídem, vol. V, apéndices, p. 276. (66)  Ibídem, vol. v, anexo 6, p. 361. En la recapitulación de las pérdidas que hace José Ignacio González-Aller aparecen un superviviente de la Santa María, cuatro de la Girona y ninguno de la Duquesa. A estos cinco habría que sumar al piloto de la Valanzera. Juan de Nova y Francisco de Borja dijeron que el superviviente de la Girona que encontraron en Escocia les habló de nueve supervivientes. 30 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 143


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