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TEMAS GENERALES creado en su entorno un país de enorme potencial, que se configura como uno de los «tigres» económicos, junto a emporios como Singapur, Hong Kong, Bahamas, Montecarlo o —¡ay!— Gibraltar. Primero: ideas e iluminados La idea más común que se suele tener del canal de Panamá es la gran mentira de que esta obra está llena de esclusas para salvar el desnivel entre el Atlántico y el Pacífico. Por fortuna, ambos océanos están al mismo nivel (si no lo estuvieran, el cabo de Hornos sería una catarata que dejaría pequeña la «pororoca» o entrada de marea en el río Amazonas); lo que sucede es que la diferencia entre la carrera de mareas del Pacífico y las casi inexistentes del Caribe provocarían tales corrientes en un canal de Panamá a nivel que lo harían inutilizable. Aclarado este espinoso tema, el siguiente gran problema que se plantearon nuestros antepasados en relación con el canal Interoceánico fue su emplazamiento. América Central era un extenso escaparate donde elegir, y ninguna opción parecía la más Ferdinand de Lesseps. (Foto: www.wikipedia.org). factible, pues todas tenían —como suele suceder— ventajas e inconvenientes notables. Al final, y tras un largo proceso de expediciones, valoraciones de eruditos y las irremediables víctimas, se llegó a acotar el campo con tres candidatos: el lago de Nicaragua y río San Juan, el actual canal de Panamá o el río Atrato, inmerso en la selva colombiana. Para decidir el «ganador», el gran factótum y experto en canales marítimos del siglo XIX, Ferdinand de Lesseps, que tenía su propia empresa constituida al efecto y un espléndido currículo por haber reali- 406 Abril


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