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LA CREACIÓN DE LOS SERVICIOS DE INFORMACIÓN DE LOS... 115 manos muchas veces del mejor postor a muchos periódicos. Es verdad que muchos intelectuales actuaron movidos por la convicción ideal o ideológica, pero también es cierto que el final de esa senda no era siempre inocente y desprendido, porque la subvención en diverso modo se hacía presente. Luis Araquistáin que se caracterizó por su ardua campaña contra la prensa germanófila —y en particular contra el ABC— a la que acusaba de estar vendida a los alemanes, tuvo sin embargo que acudir a la embajada de Gran Bretaña (que, a su vez, acudió a sus colegas de Francia e Italia) para que evitase la desaparición de la revista España, poniéndola, a cambio, a disposición de su propaganda. Fue John Walters, quien con la cobertura oficial de corresponsal en Madrid del periódico The Times (al que realmente pertenecía como alto directivo y que fuera nombrado responsable del servicio de propaganda británico en España en febrero de 1916), quien protagonizó en persona las negociaciones con Araquistáin. Gracias sobre todo a sus gestiones, la embajada británica decidió la subvención de la Revista España cuando estaba ya prácticamente en quiebra a finales de 1915. Así, a comienzos de 1916 la revista pudo continuar con Araquistain convertido en su director en lugar de José Ortega.21 Qué hacer y cómo enfocar la propaganda aliada frente a las posiciones alcanzadas en la sociedad española por el enemigo, seguiría siendo sin embargo uno de los permanentes caballos de batalla de los aliados —también de sus servicios de información— a lo largo de la Guerra. El responsable del servicio de espionaje del Ejército alemán fue Arnold Von Kalle, quien llegó a España en 1913 para cubrir el puesto de agregado militar siendo aún capitán de Estado Mayor. Estando en Madrid fue ascendido primero a comandante y un poco más tarde a teniente coronel, antes de emprender viaje de regreso a Alemania con la mayor parte de los miembros de la Embajada, en enero de 1919. Alguno de sus enemigos lo definieron como una especie de «Bon Vivant» al que la Guerra le hubiera chafado los planes de placentera vida que se había construido en la capital de España. Antes de estallar la Guerra, Kalle ya se había labrado un importante círculo de relaciones y estaba, por tanto, bien introducido y gozaba de consideración en la alta sociedad de la Corte. Esas amistades no desaparecerán durante la Guerra y alguna de ellas resultará particularmente útil, como la de Camilo De Torres y González-Arnáu, hermano del diplomático y Secretario particular de Alfonso XIII, Emilio María. Los franceses le atribuían la disponibilidad de enormes recursos económicos que destinaría principalmente al sabotaje de las fábricas de armamento en Francia y financiar la sublevación de Marruecos contra los franceses. 21 Araquistáin, Luis: La revista «España» y la crisis del Estado liberal, estudio preliminar de Ángeles Barrio (pp. 13-65), Santander, Universidad de Cantabria, 2001. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 115-144. ISSN: 0482-5748


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