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118 FERNANDO GARCÍA SANZ último sabemos que sostener una harka (unidad en torno a los quinientos hombres) venía a costar unas cincuenta mil pesetas al mes, sin contar armamento, munición y otros capítulos. No es extraño que los servicios franceses intentasen por todos los medios frenar esta amenaza constante, incluso con el asesinato del propio Abd El Malek. Sin embargo, a pesar de la importante labor de von Kalle, quien ha pasado a la historia como «auténtico» jefe del espionaje alemán en España ha sido Hans Karl Emil von Krohn, agregado naval de la Embajada de Alemania en Madrid. Cumplía muchos de los requisitos que han formado a lo largo del siglo XX la imagen icónica del espía por excelencia: hombre de acción, misterioso, patriota, sin escrúpulos, dispuesto a todo, con una movilidad extraordinaria, escurridizo, mujeriego, capaz de adoptar varias personalidades, nombres falsos y apariencias distintas. Sus enemigos llegaban a decir de él que era un «loco sádico». Hasta poco antes de abandonar España no dispusieron los aliados de una fotografía suya. Lo habían buscado y seguido basándose en descripciones someras pero que solo le delataban cuando se le tenía enfrente, porque un hombre con un ojo de cristal (el suyo lo perdió en una acción militar en Tientsin), aunque se pusiera monóculo, y se colocase una perilla, está claro que se distingue sobre los demás. Krohn, nacido en 1872 en Wilhelmshaven, emparentado con la familia del general von Moltke, llegó a España en una fecha imprecisa de principios del año 1915, cuando contaba con 42 años y teniendo todavía el grado de Teniente de Navío, transformado inmediatamente en Capitán de Corveta. Tenía montado su despacho en la calle Orfila, 5, aunque para sus actividades más «discretas» (interrogatorios, entrevistas y reuniones con sus agentes) disponía de algunas habitaciones en el Hotel Palace y de propiedades en Pozuelo y Aravaca. Firmaba muchos de sus documentos bajo el nombre de «Juan Cron», pero en sus viajes y sobre todo para los registros en los hoteles utilizaba numerosos alias aunque los más frecuentes eran «Alex Hamilton», «Paul Rodane» y «Arturo Hauser», cada uno de ellos acompañado de su correspondiente pasaporte falso. Podía moverse con soltura con distintas personalidades porque hablaba, además del alemán, inglés, francés y español, aunque con un fuerte acento en este último caso. Hombre que se presentaba en sociedad con aire distinguido y simpático, contrajo matrimonio en Madrid en abril de 1915 con la riquísima dama de origen judío germano-portugués Ellen Alexandra Weinstein de 18 años, Baronesa Von Schenek, hija de Martin Weinstein, rico importador de cacao radicado en Lisboa y fallecido en Madrid en 1917, y emparentada a su vez con el millonario von Stein propietario de la finca «El Limonar» en La Caleta (Málaga). Poco más de un año después de haber contraído matrimonio, Krohn conoció Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 118-144. ISSN: 0482-5748


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