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120 FERNANDO GARCÍA SANZ tema de apoyos para los submarinos en las costas españolas —principalmente en el Levante y Sur de la Península— y crear una red de informadores que pudieran dar puntualmente noticia de los movimientos de los barcos enemigos. A pesar de que sólo el círculo más próximo a Krohn conocía la existencia de Carl, muy pronto Canaris comenzó a ser acosado por los agentes ingleses y franceses. Los ingleses habían reventado las claves de las comunicaciones alemanas y los franceses contaban con un topo en la Embajada del Paseo de la Castellana. Antes de que finalizase la primavera, Krohn se planteó la urgencia de sacar de España cuanto antes a Canaris. ¿Cómo? Se barajaron varias posibilidades, incluso Canaris intentó viajar a Alemania vía Italia pero fue detenido en Génova, interrogado, y devuelto a España. Aunque era una operación muy arriesgada, el Almirantazgo optó por enviar un submarino para recogerle, el 1º de octubre de 1916: el U35. Apenas unos meses después el servicio de espionaje al mando de Krohn comenzó a adquirir unas dimensiones extraordinarias, en la misma medida que desde finales del mes de abril de 1916 los hundimientos de mercantes aliados en el Mediterráneo y, más en concreto, en las proximidades de las costas de España, se convertirán en un hecho desgraciadamente demasiado frecuente. Un dato nos da la perspectiva del problema: en agosto de 1916 el 82% de todo el tonelaje hundido por el arma submarina alemana en el mundo, se produjo en las aguas del Mediterráneo. Será a partir de entonces que Krohn comenzará a adquirir su (mala) fama: los hundimientos sólo podían ser culpa suya. Desde entonces, la guerra secreta, el silencioso combate de los servicios de espionaje y contraespionaje, conoce un desarrollo que, otra vez, nadie había previsto y que no dejará de ampliarse ya hasta el final de la Guerra. Gibraltar, el servicio de inteligencia británico Cuando franceses e italianos decidieron establecerse en España, hacía tiempo que los ingleses estaban ya trabajando. Lo hicieron de forma distinta. No tenían Agregado naval acreditado en Madrid (el de París extendía sus atribuciones a España) ni tampoco intención de nombrarlo, de hecho a pesar de los requerimientos de los aliados no lo hicieron hasta la primavera de 1918. ¿Por qué? Porque no lo necesitaban, los asuntos de España se dirigían ya desde la península, es decir desde Gibraltar. En realidad, el centro de Inteligencia de Gibraltar fue el primer servicio de espionaje aliado que operó en España.25 25 A continuación seguimos en este apartado las investigaciones realizadas por García Sanz, Carolina: La Primera Guerra Mundial en el Estrecho de Gibraltar: Economía, Política y Relaciones Internacionales, Madrid, CSIC, 2011. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 120-144. ISSN: 0482-5748


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