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ALGUNAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS PARA ESPAÑA DE... 203 Fue el momento en que irrumpe en escena, de nuevo Cambó, cuyo peso político crecía de modo claro. La quiebra –porque la crisis del Banco de Barcelona era en realidad una quiebra, aunque se trasformase jurídicamente por obra de una persona vinculada en multitud de sentidos precisamente a Cambó, José Bertrán y Musitu, en 1922, como ministro de Gracia y Justicia en simple suspensión de pagos –ponía en difícil situación a una serie de prohombres del catalanismo, porque no se sabía hasta dónde podrían llegar las salpicaduras de ese asunto del Banco de Barcelona y, por ello, que se podían terminar exigiendo grandes responsabilidades, incluso penales. Casi al mismo tiempo Cambó pasaba a tener mucho prestigio como financiero. No era solo suya la solución del asunto del Banco Arnús, sino que a él se debía la salvación de parte notable de las inversiones alemanas en Suramérica a partir de la operación DUEG-CADE-CHADE, que proyectó al mundo financiero español hacia la que parecía ser una provechosa inversión en Argentina, en el momento de esa ascensión aurea del país. También esto proyectó la figura de Cambó hacia el círculo restringido de quienes se sentaban en los consejos de administración de la gran banca alemana, curiosamente casi los mismos bancos y consejeros que más adelante respaldarían que, con el Pacto de Harzburgo, Hitler pudiese alcanzar el poder. A partir de ahí, sobre la cabeza de Cambó, aparecerá un nimbo de mago o, al menos de curandero de las finanzas, con frases como aquella que lo comparaba a un nuevo Midas. Por otro lado, Cambó se sentaba en el consejo de Gesfuerel, que a su vez, estaba ligada financieramente con la empresa belga de este sector, Sofina. El consejo de administración de Gesfuerel presentaba un panorama grandioso de enlace, con la organización bancaria germana. Como anécdota significativa de lo que supuso esto para Cambó, basta relatar, según la versión de Maximiano García Venero, lo que le sucedió a este político y financiero catalán cuando quiso adquirir un Botticelli en Alemania, en una transacción efectuada, además, en el domicilio de un intermediario judío. El director del Museo del Reich, Bodo, decidió que este cuadro no podía ser exportado, pero cuando se enteró de que el comprador era Cambó, indicó al marchante que había participado en la operación lo siguiente: “Escuche. Mi padre me ha legado un paquete de acciones de la Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad –precisamente la CATE-DUEG- que no valían nada. Hoy soy más rico que antes gracias a Cambó. Podría existir una solución … está a la venta una tabla en Berlín y si ustedes la adquieren para nosotros, yo, consejero del Reich, podría obtener del mariscal Hindemburg un decreto que autorizase la salida de este Botticelli”.7 7 Ver GARCÍA VENERO, M.: Vida de Cambó. Año 1952. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 203-212. ISSN: 0482-5748


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