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JOSÉ M.ª BLANCO NÚÑEZ aliados el fuego, el agua, los tiburones y los insurrectos. Siendo las 8h 30m cuando se vio en la capitana la señal para que acudiesen a ella los Srs. Comandantes de los buques. No dejó de extrañarnos semejante medida y bien pronto supimos que se había recibido un telegrama del S. Cónsul en Hong Kong anunciando que la escuadra enemiga había salido de Miso Bay y que según sus noticias se dirigía a Subic. En la reunión de Comandantes hizo presente el Almirante el estado de defensa del puerto y viendo todos que si malas eran las de Manila, peores eran las de Subic, se decidieron por esperar el combate en Cavite y a este fin se hicieron las señales oportunas para que se avivaran los fuegos; fuesen el Austria y Leyte a Manila y llevasen de allí a Cavite todos los gánguiles y barcazas que se pudiesen llenar de arena y al Manila que recogiese todo el ganado que para manutención de la Escuadra se hallaba en Olangopó. Todos los buques citados nos pusimos en movimiento entre 9 y 11, quedando por lo tanto en el fondeadero el Cristina, que había de remolcar hasta Manila al Castilla y el Luzón y Duero que seguirían sus aguas. Dada la eslora, calado y condiciones de gobierno del Cristina así como lo estrecho de la canal en que había de maniobrar para sacar al Castilla, es fácil darse cuenta de lo difícil que era llevar a cabo dicha operación, tanto es así que hubo de suspenderse por correr gran riesgo de quedar varado en las primeras tentativas, pues se vio obligado a pasar tan cerca de tierra, que tocó en uno de sus pantoques sin que afortunadamente tuviese consecuencias; en vista de esto se dio orden al Luzón de emprender la maniobra sirviéndole como auxiliar el Duero y saliendo fuera el Cristina para no entorpecer los movimientos. Viendo el almirante lo inútil de los esfuerzos hechos por el Luzón y Duero, se le ordenó a aquel que tomase el remolque y lo condujese a Manila, al C.º Mindanao; al Cuba, que llegaba en aquel momento, se le ordenó conducir las lanchas con los cinco torpedos y al Manila que puesto que tenía más fuerza y era más manejable, se encargase del Castilla. A las 11 de la m.a del día 29, salió la escuadra de remolcadores para Cavite en donde fondearon a las 6h 30m, el Cristina, Luzón y Cuba, y a las dos de la madrugada del 30 el Castilla y el Manila. En todo el día del 30 nos ocupamos de los últimos detalles y acoderarnos en las posiciones que previamente había señalado el Almirante y que eran las siguientes: C.ro Ulloa como batería flotante para utilizar sus dos cañones de E.r N/S con la batería de P.ta Sangley y con la proa hacia ella; el Austria en la enfilación del Ulloa y Batería. Castilla por fuera del Austria, fondeado y acoderado con la proa al SE, seguíale el Cristina con la proa al E y por sus amuras y través el Cuba, Luzón y Duero. En la ensenada de Cavite Viejo, fuera de la zona de fuegos se encontraban los cruceros Velasco, Lezo y el cañonero Mindanao, transporte Manila y vapor de la Comisión Hidrográfica Argos, que como se sabe fueron echados a pique e inundados todos menos el Manila. El correo Mindanao se fondeó en “Las Piñas” donde fue cañoneado e incendiado por los C.ros Petrel y Mac-Coulloch. De esta manera quedamos los buques en disposición de no estorbarse los unos a los otros, ni impedir los fuegos de la Plaza. Por fuera de los buques que no tenían sus movimientos propios, se 90 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 145


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