Page 79

Revista_Ejercito_940

79 las ingentes bandas de piratas que controlaban las costas del mar de la China, donde imponían tributos, se apoderaban del ganado o vendían a los nativos como esclavos en los mercados de la costa oeste del Asia meridional. Ante esta gravísima situación, el 16 de junio de  1582 Felipe II recibía una carta del gobernador de Filipinas, Gonzalo Ronquillo de Peñalosa, en la que le daba cuenta de la necesidad de combatir a los piratas nipones y expulsarlos definitivamente del archipiélago, misión que se encargó al siempre tan dispuesto como desafortunado Juan Pablo de Carrión, quien ya a sus 69 años recibió una exigua flota de siete barcos: el navío San Yusepe, una galera llamada Capitana y cinco fragatillas o embarcaciones menores, con alguna gente de mar y unos 40 hombres de armas, pues no más de 500 españoles conformaban toda la tropa de la que Felipe II se servía para el control del archipiélago filipino. «Los japoneses son la gente más belicosa que hay por aquí», escribía el gobernador. «Traen artillería y mucha arcabucería y piquería. Usan armas defensivas de hierro para el cuerpo. Todo lo cual lo tienen por industria de portugueses, que se lo han mostrado para daño de sus ánimas». El gobernador de Filipinas encargó a Juan Pablo de Carrión combatir a los piratas nipones y expulsarlos definitivamente del archipiélago Ciertamente, en 1543 unos aventureros portugueses a bordo de una embarcación china habían dado con sus huesos en Tanegashima, al sur del Japón, a causa de una tormenta. El señor de la isla, Tanegashima Tokitaka (1528-1579), compró a los portugueses un par de arcabuces, seguramente de los de llave de mecha «mordedora» producidos en la armería de Goa, en la India portuguesa. Obtenido asimismo el secreto de la producción de los proyectiles y proporciones de la pólvora, este daimyo ordenó a un espadero que copiase el cañón y el mecanismo de disparo del arma, que fue rápida y ampliamente reproducido y difundido por todo el país. Se cree que en diez años los japoneses fabricaron hasta 300  000 ejemplares de su propia versión de esta arma, a la que llamaron tanegashima o teppó (según la región de procedencia). Además de unificar calibres, los japoneses realizaron sus propias adaptaciones sobre el arma, que hicieron más liviana y precisa y a la que dotaron de cajas protectoras de madera laqueada para cubrir la llave de mecha, lo que permitía que fueran disparadas durante la lluvia. En cuanto a la puntería, los tiradores podían prescindir de la horquilla y realizarla también de noche, manteniendo ángulos fijos mediante cuerdas de distinta longitud para conseguir un efecto hasta cierto punto similar al que realiza un tirador moderno al hacer la presa de brazo con la propia correa de su fusil de asalto. Para el tiempo en que aquella carta del gobernador llegaba al rey, en verano de 1582, un pirata japonés al que llamaban Tay Fusa o Taizufú3 ya se había erigido como reyezuelo de la colonia pirata en Luzón, lo que constituía una seria amenaza para los españoles porque aquel disponía de una flota numéricamente superior. Sin embargo, esto no arredraría a Carrión que, a poco de hacerse a la mar, capturaba fácilmente una nave de piratas chinos en la que metió 16 hombres para, todos juntos, dirigirse a la desembocadura del río Rutas de los piratas sobre la zona de Luzón


Revista_Ejercito_940
To see the actual publication please follow the link above