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Colaje sobre ilustración de A. Ferrer-Dalmau La situación a comienzos del siglo XVI, salvando las diferencias de época y conocimiento, era semejante: la cosmología y la razón llevaban a afirmar que la Tierra tenía forma esférica, pero no se había probado en la práctica, no se sabían bien sus dimensiones reales, ni lo que había en el lado desconocido o, incluso, si se podía circunnavegar en su totalidad. EJEMPLO Y COMPARACIÓN Imaginemos por un momento que, mañana mismo, el presidente de los Estados Unidos recibiera la visita de un importante emprendedor y de un científico de renombre rusos, exiliados por diferencias con el máximo mandatario de su país; que, entre ambos, le presentaran pruebas aparentemente sólidas e irrefutables de que la teoría del universo deformado y los agujeros de gusano es cierta; que le desvelaran tener información privilegiada obtenida por su trabajo anterior en la administración rusa sobre las coordenadas exactas de uno de esos agujeros de gusano en el sistema solar y, por último, que este conduciría a una galaxia a años luz de distancia donde se encontraría disponible una fuente de riqueza o energía extraordinaria. Esto no es muy diferente a lo que Fernando de Magallanes y el cosmógrafo Ruy Falero presentaron al rey Carlos I: cálculos de la redondez y tamaño de la Tierra, así como localización del paso al mar del Sur, dónde se encontraban las islas de las Especias, el comercio más rentable del mundo. Continuemos con la comparación y, además, imaginemos que, como consecuencia de esta presentación, el presidente de EEUU ordenara a su agencia nacional para gestionar los programas al espacio, la NASA, que organizara una expedición con varias naves tripuladas por astronautas de prestigio que, sin importarles el riesgo incurrido, se lanzaran a través de ese agujero. Esto es lo que Carlos I hizo otorgando a Magallanes el mando y la financiación de una armada a las Molucas a través de la Casa de Contratación de Sevilla. TRANSFORMACIÓN SIN IGUAL Finalmente, supongamos que años después, cuando nadie los espera, regresa una de las naves con unos pocos supervivientes contando historias fabulosas de los mundos que han visitado, cambiando para siempre la concepción del cosmos, del viaje espacial y de la humanidad, iniciando dicha misión la primera universalización interestelar. Y esto es lo que sucedió también hace 500 años con Juan Sebastián Elcano, con su llegada a Sanlúcar de Barrameda: el capitán de la Victoria transformó para siempre la concepción del mundo y de la navegación marítima, y lanzó la primera globalización planetaria.L Una gesta comparable a un primer viaje espacial más allá de nuestra galaxia Septiembre 2019 Revista Española de Defensa 33


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