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industria y tecnología Centinelas del OZONO Un grupo de científicos supervisa el desarrollo de las pruebas de sincronización de los medidores de ozono. El observatorio del INTA en El Arenosillo calibra los instrumentos de la red mundial de vigilancia LA proporción de ozono en la estratosfera aumentó en 2018 con respecto a los dos años anteriores. Las causas de la regeneración de su espesor son dos: en primer lugar, la reducción de las emisiones de los hidrocarburos y, paradójicamente, otra relacionada con el cambio climático, ya que el calentamiento global favorece la recuperación de este gas atmosférico. «La regeneración se está produciendo en las latitudes medias y se verá ralentizada en las regiones polares porque las sustancias nocivas para el ozono tienen un tiempo de vida media de una década», explica José Manuel Vilaplana, científico del INTA, en base a los datos registrados durante los últimos dos años por los instrumentos que componen la red mundial de vigilancia para la medida de ozono total y radiación solar ultravioleta. En la Estación de Sondeos Atmosféricos del INTA en El Arenosillo (Huelva), bajo un sol de justicia, con un horizonte totalmente despejado, sin montañas ni edificios, abiertos al mar, 50 científicos procedentes de los cinco continentes participaron a finales del pasado mes de junio en la última campaña de calibración e intercomparación de los espectrómetros Brewer y Dobson, los únicos reconocidos por la Organización de Meteorología Mundial (OMM) para realizar las tareas de seguimiento del ozono desde observatorios en tierra. Cada dos años, desde 1999 —se cumplen ahora dos décadas— personal de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y del INTA coordinan desde la terraza del edificio del observatorio onubense las labores de sincronización de estos sistemas. En paralelo a esta actividad, también en El Arenosillo, tuvo lugar el XVII Curso de Operadores Brewer, iniciativa académica enfocada a homogeneizar, a partir de unos patrones de referencia comunes, los procedimientos de calibración, medida y tratamiento de datos que proporcionan estos sistemas de medición. «Necesitamos una instrumentación que utilice protocolos de actuación muy consensuados ya que las evaluaciones de tendencias sobre el estado del ozono se realizan por periodos mínimos de diez años, como ocurre con los estudios del clima, y no de un año para otro, porque a más corto plazo los análisis no serían verdaderamente indicativos», explica Vilaplana. En Huelva tiene lugar la puesta a punto y la sincronización —el «consenso», el que refiere el científico del INTA— de los medidores. José Manuel Vilaplana es el encargado de dirigir desde la Estación de Sondeos Atmosféricos de El Arenosillo las investigaciones sobre este 44 Revista Española de Defensa Septiembre 2019


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