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cultura Pedro Menéndez de Avilés, SEÑOR DEL OCÉANO Destacó en la mar, pero también en tierra; siempre leal a su monarca, fue el primer gobernador de La Florida cinco barcos vizcaínos que habían sido capturados por un corsario francés. Como reconocimiento a sus logros, Maximiliano de Habsburgo —regente de España (1548-1550) ante las ausencias temporales de su tío el rey Carlos y su primo, el todavía príncipe Felipe—, le concedió en 1549 una patente de corso para limpiar de enemigos las costas de la fachada cantábrica. Una segunda patente, ya expedida por el propio emperador, le autorizó a ampliar sus capturas hasta las costas americanas, donde viajó por primera vez en 1550. ESCOLTA DEL FUTURO SOBERANO Dos años más tarde, el asturiano fue sorprendido en aguas caribeñas por corsarios franceses y tuvo que pagar rescate para librarse de su captores. Fue el único tropiezo en su brillante hoja de servicios, experiencia que no impediría que, en 1554, fuera designado capitán general de la Armada y Flota de la Carrera de Indias, y estuviera al frente de la escolta naval que acompañó al príncipe Felipe a Inglaterra para contraer nupcias con la reina María Tudor. Los conocimientos de Pedro Menéndez de Avilés en la lucha contra la actividad pirática y sus inteligentes medidas para contrarrestar las amenazas a EL siglo XVI representó para la monarquía española el punto álgido de su hegemonía mundial y el dominio sobre extensos territorios en lucha titánica contra los factores espacio y tiempo. Mientras en Europa el emperador Carlos intentaba afianzar el Imperio frente a sus más pertinaces enemigos —ya fueran franceses, otomanos, alemanes protestantes o todos a la vez—, el Nuevo Mundo también reclamaba con urgencia su atención. Era un inmenso continente separado de la Península por un no menos vasto océano que empezaba a ser frecuentado por naves que traían noticias, cada vez más ciertas, del verdadero alcance de las Américas. En su impulso colonizador, España requería hombres de mar capaces de afrontar los retos alumbrados por la Corona, marinos prácticos al navegar y soldados resueltos en el combate. Uno de los más ilustres de la centuria fue, sin duda, Pedro Menéndez de Avilés, de quien este año se celebra el 500º aniversario de su nacimiento. Llegó al mundo en febrero de 1519, en la población asturiana de igual nombre, Avilés. Era uno de los numerosos hijos de una familia hidalga muy prolífica. Joven de espíritu inquieto, al tener que repartirse la hacienda entre tan crecida prole, decidió encauzar su vida hacia la milicia y se enroló de grumete con 16 años en una armada dirigida a perseguir corsarios franceses en el Atlántico. De vuelta al hogar, Pedro contrajo el matrimonio concertado por sus mayores y se hizo con un patache para practicar, junto a varios familiares, el corso en el contexto de la guerra contra Francia. AL SERVICIO DE BAZÁN Los éxitos en las presas y su pericia marinera empezaron a forjarle buena fama, siendo requerido para servir en la flota de Álvaro de Bazán entre 1543 y 1545. En este año, el avilesino realizó una audaz incursión en el puerto de La Rochela (Francia), donde recuperó Este 2019 se cumplen 500 años de su nacimiento, efeméride que está sirviendo para recuperar su figura Septiembre 2019 Revista Española de Defensa 61


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