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V CENTENARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO ámbitos que acabo de definir: el Mediterráneo, el golfo de Vizcaya y mar del Norte y el Atlántico medio (4). Entre 1475 y 1479, uno de los escenarios de la guerra de sucesión librada entre Isabel y Fernando, por una parte, y Alfonso V de Portugal, por otra, fue la zona de estrecho de Gibraltar, en torno a Ceuta, las costas atlánticas de Andalucía y la ruta entre Mediterráneo y Atlántico a la altura de los cabos de Santa María y San Vicente, donde había mayor peligro de ataque de armadas enemigas o de corsarios. Mayor importancia de futuro pudieron tener las expediciones que los reyes enviaron a las costas del golfo de Guinea, descubiertas y puestas en explotación mercantil por los portugueses, pero cualquier derecho que pudieran alegar se anuló en el Tratado de paz de Alcáçovas-Toledo, que puso fin a la guerra y reconoció a Portugal el monopolio de navegación en la ruta hacia Guinea desde el cabo Bojador hacia el sur. Pero el mismo tratado reconoció definitivamente el derecho de Castilla a la conquista e incorporación de las islas Canarias: las islas menores ya estaban bajo su dominio, y la conquista de Gran Canaria se llevó a cabo entre 1478 y 1483 mediante el envío de algunas pequeñas armadas cuyo coste sufragó en parte la monarquía: se abría así un nuevo espacio marítimo de interés en el Atlántico medio. El interés principal giró hacia el Mediterráneo en la década de 1480 debido a tres factores: la amenaza turca, la necesidad de apoyar al rey de Nápoles y, sobre todo, la conquista del Reino de Granada. Al primero de ellos corresponde el envío de una improvisada armada de origen vasco-cantábrico y andaluz para socorrer Otranto, que los otomanos ocuparon durante unos meses: aquella armada, cuya organización se conoce muy mal, operó en el verano de 1481 y fue precedente de otras formadas con mayor cuidado y recursos años después. Al segundo factor obedece el envío a Ferrante I de Nápoles de algunas galeras catalanas en 1482-84 y de carabelas sevillanas en 1486. La conquista de Granada, por su parte, se consiguió mediante operaciones terrestres pero hubo sucesivas armadas de vigilancia, bloqueo y apoyo desde 1484, en especial durante el asedio de Málaga en el verano de 1487, y a menudo algunas de sus unidades practicaron también asaltos o cabalgadas en la costa norteafricana en busca de botín y cautivos. Después de 1492, una vez terminada la conquista, continuó la vigilancia estacional de las costas granadinas, convertidas en una nueva «frontera de la mar», con participación habitual, aunque no conjunta, de algunas naos, carabelas y fustas andaluzas y vascas y de tres o cuatro galeras catalanas cuya presencia, con sucesivos capitanes, se comprueba al menos hasta 1512. (4) Las referencias documentales y bibliográficas, así como la exposición de datos concretos sobre cada armada, se concentran en el último epígrafe de este artículo: Relación de armadas. 210 Agosto-septiembre


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