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V CENTENARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO haberles llevado hasta las costas de California, y tras nueva tanda de penalidades, con muchas bajas a bordo, pretendió regresar al punto de partida y arribó a la isla de Mao. Desde aquí, escribió al gobernador portugués de Ternate, Antonio de Brito, mediante una nao portuguesa que allí encontró, pidiéndole auxilio para arribar a Tidore. Lo que hizo Brito fue apresar a los diecisiete depauperados supervivientes y encerrarlos en la fortaleza de Ternate, amén de confiscarles todo lo que tenían a bordo, entre ello la información del reciente viaje que envió apresuradamente a su rey, por carta de 1523, a pesar de las protestas de Espinosa. Brito decía en dicha carta que los españoles «... no supieron tomar la monzón, y fueron a los 40º norte... y habían hecho 900 leguas cuando arribaron a Mao». A partir de aquí empieza otra gran aventura para esos desdichados supervivientes; obligados a trabajar en la fortaleza de Ternate durante nueve meses, fueron trasladados después a Java y a Malaca; entregados, más tarde, al virrey portugués de la India, Jorge de Albuquerque, que los envió presos a Lisboa, en la prisión del Limonero de esta última ingresaron Gonzalo Gómez de Espinosa, Ginés de Mafra y el maestre Ance, alguno más pudo fallecer en ella. Carlos I gestionó ante la corte lusa para que los liberasen y, finalmente, Espinosa y Mafra declararán en Valladolid (mayo de 1527) como lo había hecho previamente Elcano, que ya había fallecido en la expedición Loaísa. Carlos I le concederá escudo de armas, pensión anual de 300 ducados y el empleo de «visitador y capitán de las naos de Indias», que solo podría disfrutar un año, pues falleció en Sevilla en fecha cercana a 1530. Duarte Barbosa, relevó a Mendoza en la Victoria y se hizo cargo del mando de la Trinidad tras la muerte de Magallanes. Fue el que logró bautizar a Humabón, rajá de Cebú, que le pidió asesinase a Lapu Lapu, su enemigo el reyezuelo de Mactán, lo que llevó a la muerte a Magallanes y él mismo escapó por los pelos. Cuando por elección de las dotaciones ostentaba el cargo de capitán general, falleció envenenado en el banquete ofrecido por Humabón, que comentamos más arriba, al glosar la vida de Juan Serrano. Juan López Carvalho, el efímero capitán general de la Armada a la Especiería, fue el «práctico» de Magallanes en la bahía de Guanabara (Santa Lucía), pues allí había residido durante cuatro años antes de embarcar en Sevilla como piloto mayor de S. A. (ver el cuadro de pilotos). Pigafetta dice que en este regreso a Guanabara, se encontró con un hijo que había tenido con una aborigen. Tras la muerte de Magallanes, asistió al banquete ofrecido por Humabón, ya comentado; él y Espinosa, sospecharon de la actitud del anfitrión y regresaron a bordo donde, poco después, escucharon los gritos desgarradores de los que estaban siendo masacrados. Carvalho levó y se acercó a tierra para batir e intimidar a los nativos. Espinosa le secundó con la Trinidad y Carvalho ordenó a Juan Sebastián de Elcano, que no había acudido al banquete, que se preparase para lo mismo con la Concepción. 354 Agosto-septiembre


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