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su primer libro de contenido exclusivamente político: La revelación de los secretos. En su obra arremetía contra los males culturales y políticos de su país, que achacaba al sah. Por aquellos entonces, con apenas 40 años de edad y el grado de ayatolá, pronunció una frase en la que se conjugaban sentimientos políticos y religiosos, que sería recordada y empleada en los años siguientes: «La resistencia contra la tiranía es el primer deber de todo musulmán». El ayatolá Hussein Borudsherdi, residente en Qom, era, desde 1945, la máxima autoridad del clero chií, considerado como «Fuente de las imitaciones ». Tras su muerte, en 1961, el sah Reza, de quien había sido un notable opositor, envió un telegrama de condolencia por su fallecimiento al ayatolá Mushin Al Hakim, residente en la ciudad santa de Nayaf, en Irak. Con esta maniobra el sah pretendía legitimar la cabeza del poder chií allende sus fronteras y así desactivar la amenaza al poder político proveniente de la jerarquía religiosa. La reacción de los máximos representantes de la fe chií fue acudir al sepelio de Borudsherdi para elegir a su sucesor. Entre los candidatos estaba Ruhollah Musavi Jomeini, que tenía en contra su edad, 59 años, considerada muy poca, lo que en unión de otras circunstancias 24  /  Revista Ejército n.º 943 • noviembre 2019 provocó que tras las exequias no se hubiese definido con claridad un sucesor. Este extremo no era del todo inusual entre los chiíes, ya que en alguna ocasión los sucesores no fueron elegidos hasta haber transcurrido meses o incluso años. En 1963 el sah impulsó un referéndum para refrendar su nueva reforma agraria, recogida en un programa de  19 puntos denominado Revolución blanca. Jomeini lo consideró un acto de violencia política contraria a la doctrina del Islam. Cuando la votación otorgó una aplastante victoria al sah, el líder religioso de Qom convocó el Arbain, expresión que se corresponde con el número 40 y hace referencia a un período de duelo de 40 días de duración cuyo último día era dedicado a realizar manifestaciones públicas de dolor. No sería esta la última vez que Jomeini recurriese al Arbain. El Now Ruz, fiesta persa en la que se celebra la llegada de un nuevo año, cayó precisamente dentro de ese período de duelo. Jomeini instó a sus fieles a que en modo alguno participasen de los fastos. El 22 de marzo, durante un sepelio, el ayatolá formuló duras acusaciones contra el sah. La reacción del monarca fue ordenar a sus unidades paracaidistas que tomasen por la fuerza la mezquita de Feiziyeh. Tras entrar en la sala dedicada a la oración, las tropas pusieron bajo arresto a Jomeini y reprimieron duramente cualquier conato de resistencia. Para muchos clérigos esa demostración de poder por parte del sah fue suficiente para aplacar sus deseos futuros de tratar de influir en la política. Entre estos no se encontraba Ruhollah Musavi, que fue prontamente puesto en libertad en previsión de que su encarcelamiento provocase disturbios. Poco después dijo a sus fieles: «He preparado mi corazón para la bayoneta: no se someterá al tirano». Jomeini no permanecería mucho tiempo en libertad. Durante la celebración de la Ashura, el martirio del imán Hussein, el sah arremetió duramente contra los religiosos, a los que calificaba de «parásitos»: «Si no despiertan solos de sus sueño, les alcanzará como el rayo el puño de la justicia; no importa el hábito ni quién lo lleve». En 1963 el sah impulsó un referéndum para refrendar su nueva reforma agraria, recogida en un programa de 19 puntos denominado Revolución blanca Ese día Jomeini pronunció un sermón de dos horas, que previamente había sido remitido a las principales mezquitas del país para que su lectura se realizase de manera simultánea. Sin mencionar directamente al sah, Los manifestantes dan a los militares fotografías del ayatolá Jomeini y flores (enero de 1973)


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