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TENERIFE EN LA RUTA DE LA PRIMERA CIRCUNNAVEGACIÓN Meteorología Sabemos que las naos navegaron más de 700 millas náuticas, entre los días 20 y 26 de septiembre de 1519 (Pigafetta), desde Sanlúcar a Tenerife. Lo hicieron a unos cinco nudos de velocidad (v=e/t), aunque para ello habrían necesitado un alisio moderado, un viento del nordeste de entre 15 y 20 nudos de intensidad, el necesario para vencer las resistencias al avance por formación de olas, fricción etc. de la carena de una nao del XVI y procurarle esos cinco nudos de velocidad. Tal dato se puede obtener del análisis de los modelos en un canal de experiencias hidrodinámicas, y de la suficiente documentación de curvas polares de velocidad existentes. Cualquier imagen satelital o un observador terrestre nos pueden dar una idea de cómo está expuesta la costa de Tenerife al alisio moderado, el cual fue el que encontraron las naos de Magallanes: calmas en la costa de Adeje, sin resguardo en la costa norte, y con algunos claros en la costa sudeste, especialmente al socaire del macizo de Anaga y de Montaña Roja. Hidrografía Sabemos que las naos del siglo XVI fondeaban preferiblemente en fondos próximos a las 18 brazas. Así también nos lo cuenta el tinerfeño Tomé Cano, uno de los más importantes ingenieros navales del siglo XVI, en su obra Arte para fabricar naos. Además, para que no se enredaran las anclas, el espacio ocupado por las catenarias de los cables de las cinco naves fondeadas podía extenderse más de 300 metros en fondos suficientemente aplacerados. Si estudiamos con detalle toda la batimetría de Tenerife, estas condiciones al resguardo del alisio, dominante en fondos con un gradiente suficientemente constante para albergar a toda la flota, solo se cumplen en cuatro fondeaderos o tenederos, que vendrían a ser lo siguientes: 1, el que fue fondeadero general de Santa Cruz de Tenerife hasta ser sepultado por la construcción del puerto actual, que se ubicaba al sur del castillo de San Miguel o de la piscina del Real Club Náutico, que está encima en la actualidad, y al este de la confluencia de la calle Señor de las Tribulaciones con la Marina; 2, Puerto Caballos, hoy muelle de La Hondura, también en Santa Cruz; 3, el tenedero de Las Galletas; 4, el fondeadero de la playa de La Tejita, al resguardo de Montaña Roja (fig. 2). La imposibilidad física de aquellos buques para navegar contra el viento los obligaba a seguir la costa una vez pasada la punta de Anaga. Bien la costa norte o la sudeste, sin posibilidad de retorno, ni de atravesar las calmas de la costa de Adeje y remontar la costa contraria en las fechas mencionadas por Pigafetta, quien nos dice que entró en Montaña Roja después de estar tres días y medio «en Tenerife», obviamente a barlovento. A barlovento, remontando el alisio, solo había dos fondeaderos posibles: el puerto de La Hondura y el fondeadero general, ambos en Santa Cruz. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 17


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