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HONORIO CORNEJO Y LA ARMADA ESPAÑOLA (1925-1928) La prensa nacional reprodujo, en páginas interiores, el programa naval del Gobierno11. Los rotativos gallegos reflejaron la noticia tanto en páginas interiores (caso de El Compostelano) como en primera plana (El Correo Gallego) 12 que, además, había defendido previamente la opción de realizar un tercer crucero: «... no se vislumbra otra solución rápida en determinación gubernamental, que la quilla de otro buque similar del Príncipe Alfonso y del Almirante Cervera, cuyos planos y estudios están ya hechos (…) porque los dos barcos gemelos no pueden constituir unidad táctica ninguna, pues por poco que se reflexione sobre esto, se concluye que una división de cruceros no puede componerse de dos, sino de cuatro, y como límite mínimo y escaso de tres tipos similares»13. El Correo atribuía al ministro Cornejo la pronta aprobación del plan naval, que solucionaba el problema de desempleo tanto en Ferrol como en Cartagena14. Desde El Sol, Juan de la Cosa disertaba sobre el nombre de los futuros navíos. Arrancaba De la Cosa con la afirmación de que las grandes potencias navales bautizan a sus barcos siguiendo un criterio homogéneo. Por el contrario, en España «no ha habido nunca un criterio definido, aunque existan disposiciones oficiales que reglamente el que haya siempre buques de “cierta importancia” que ostenten nombres tales como Cristóbal Colón, Vasco Núñez de Balboa, Pizarro y algunos otros». Había que transformar este estado de cosas. El autor demandaba para el nuevo crucero el nombre de Cervantes ya que, además de honrar a una gloria de las letras, «el crucero Cervantes sería el más adecuado vehículo para pasear los colores de España por los puertos de las demás naciones del universo». Los destructores deberían llamarse Juan de Austria, Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Se justificaba la demanda con el siguiente argumento: «… no siempre deben ser hombres de mar los que den nombre a las naves de guerra; pero sí hay que pensar también que en el fondo de todo marino late el secreto anhelo de que algún día un buque lleve grabado en las letras de oro de su popa el propio nombre»15. La sugerencia del articulista se atendería en parte, y así, por real orden de 25 de junio, el nuevo crucero llevará el nombre de Miguel de Cervantes. Los contratorpederos, en (11) La Voz, 1 de abril de 1926, p. 6; La Época, 2 de abril de 1926, p. 6; El Imparcial, 2 de abril de 1926, p. 6; La Libertad, 2 de abril de 1926, p. 3, y La Nación, 2 de abril de 1926, p. 7. (12) El Compostelano, 27 de marzo de 1926, p. 3, y El Correo Gallego, 27 de marzo de 1926, p. 1. (13) «La crisis de trabajo. Hay que apresurarse», El Correo Gallego, 12 de marzo de 1926, p. 1. (14) «Los Arsenales. Los trabajos del ministro de Marina», El Correo Gallego, 4 de abril de 1926, p. 1. (15) JUAN DE LA COSA: «Asuntos navales: nombres de buques», El Sol, 2 de abril de 1926, p. 4. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 75


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