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LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA ESPAÑOLA EN FILIPINAS... 53 sido un dique contra el que se estrellaron nuestros ejércitos y nuestras glorias ». En 1843 las autoridades españolas, conscientes de lo infructuoso de sus trabajos para someter a los moros, cambiaran de estrategia -halagos combinados con el uso moderado de la fuerza- convencidos ya de que el único camino viable para el logro de la sumisión de los moros era la vía militar. Esta línea de actuación se prolongaría hasta el fin efectivo de la presencia española durante los sucesos de 1896 a 1898. En 1849 se dictaban las siguientes órdenes desde Manila:13 «Instrucciones que deberá observar el gobernador militar y político de Zamboanga: 1ª La política que hasta ahora hemos observado con los Dattos de Joló y Mindanao ha sido la de atraerlos a nuestra dominación por medio de una conducta de halagos: la experiencia ha manifestado por sus resultados, salir fallidos en todo cuanto se ha hecho en el asunto perdiendo el gobierno en cambio mucho de su decoro y prestigio tanto en nuestro país como en el extranjero; conviene pues el cambio de sistema y hacerlo valer, tal vez con la fuerza y reivindicar nuestros derechos sobre dichas islas: para conseguir este objeto es de necesidad emplear de antemano los medios que nos deben conducir al resultado deseado. La colocación de la División de Lanchas de Marina Sutil en esta rada de Zamboanga la considero necesaria, pero no así en otro punto de esta costa Occidental. Los moros de Joló que son los que más se dedican a la piratería, sus expediciones sobre la Visayas y Luzón las ejecutan generalmente costeando las islas: sus primeras direcciones son las islas de Paragua y de esta pasan á las de Calamines, Mindoro y Luzón: el otro derrotero para las Visayas es venir á los puntos de Banangonan y Punta Gorda en esta de Mindanao desde donde costeando hasta la punta de Sicayos y Taglo se dirigen a Visayas: la colocación pues de nuestras fuerzas sutiles de mar en Punta Gorda es la más conveniente pues aunque no evitase del todo la piratería, podría embarazarles mucho en la ejecución de sus miras a si á su salida, como al regresar a puerto. Para situar nuestras fuerzas marítimas en la bahía de Punta Gorda, es necesario que seamos dueños del terreno, para edificar en aquella un puesto militar, que cubra á la fuerza naval». En Manila se era plenamente consciente en estas fechas de la situación en que los moros ponían a España: El Capitán General del archipiélago 13 AMAE 97(XIX)N, Sibugay. Manila 20 mayo de 1843 del Capitán General al Gobernador de Zamboanga Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 53-86. ISSN: 0482-5748


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