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54 LUIS E. TOGORES SÁNCHEZ conocía las circunstancias, pues decía al gobernador de la plaza y apostadero de Zamboanga; «(...) islas de Joló y ésta de Mindanao, posesiones que en política, en abstracto se consideran como dependientes de la monarquía española, y en la realidad no lo son». Hecho que llevó a la emisión de un informe con las siguientes propuestas14: «(..) sería interesante la ocupación del Archipiélago Joloano para evitar que extraño pabellón ondee en él y poder extender y asegurar la posesión de aquellos dominios (...): 1º Que active V.E. su unión de ese superintendente, la pronta adquisición de buques de vapor que reemplacen á las casi inútiles fuerzas sutiles que tenemos en esas Islas... 2º Que se resuelvan con la celeridad posible los expedientes sobre declarar puerto franco a Zamboanga, como único medio de atraer allí al comercio y encadenar así nuestras relaciones con Joló y Mindanao, evitando de éste modo la piratería. 3º Que se tome posesión de terrenos abandonados que nos interesen por su posición topográfica y que podamos conservar. 4º Que se establezcan factorías en los puntos de Joló y Mindanao que convengan a nuestro comercio, fortificándolos sin causar recelos con el fin de defenderlas de un golpe de mano... 5º Que se adquieran también puestos militares y mercantiles aislados que dominen indirectamente sin los inconvenientes de grandes gastos y sin adquirir el odio de los naturales. 6º Que se promueva y franquee al comercio todas las avenidas, llamándolo a puntos determinados, á cuyo fin se entablaran los tratados convenientes con el objeto de que goce el nuestro de una libertad posible... 7º Que para conseguir cuando queda referido pueda V.E. valerse del protectorado que dispensa á los sultanes de negociaciones amistosas y de pactos solemnes, que podrán tener toda su validez y consecuencia, luego que contemos con buques de vapor, puertos francos y las fuerzas disponibles para obligar á los sultanes á su debido cumplimiento y extinguir con el tiempo la piratería». A partir de 1850 y, muy especialmente, durante la Restauración momentáneamente parecía que las autoridades de Manila iban a ser capaces de dominar a los moros con la conjunción de acciones políticas y medidas militares de los escasos efectivos con que contaba el archipiélago, gracias a la mejoras de las armas y buques proporcionados por la revolución industrial15. La aparición de los buques de vapor permitió equilibrar la balanza, dándose gracias a ellos importantes golpes a las bases piratas por capitanes 14 AMAE 97(XIX)N, Sibugay. De la sección de Comercio y Ultramar del ministro Estado por medio del Capitán General de Filipinas al ministro de Estado, 20 de febrero de 1845. 15 Vid. HEADRICK, Daniel R.: Los instrumentos del Imperio, Alianza Editorial, Madrid 1989. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2019, pp. 54-86. ISSN: 0482-5748


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