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que desarrollar las labores, pautas socioculturales desconocidas, barreras idiomáticas, dificultad para alcanzar los objetivos, etc. Así pues, la tolerancia a la frustración y el uso de determinadas cualidades humanas se convierten en elementos indispensables para el bienestar del instructor desde el inicio de la misión. La frustración es un sentimiento humano de carácter individual y negativo que se genera cuando la realidad no cuadra con las expectativas que el individuo había generado sobre ella. Permanecer en un estado de frustración durante un período de tiempo prolongado genera estados de ira, hostilidad, irritabilidad, desesperanza, impulsividad o desmotivación que, en casos extremos, pueden llegar a desembocar en depresión. En el contexto de la operación, un elevado estado de frustración mantenido a lo largo del despliegue generaría aún más obstáculos en el cumplimiento de la misión. Por esta razón es fundamental que los instructores atraviesen un proceso de readaptación orientado a aumentar la tolerancia a la frustración. En los militares españoles, 68  /  Revista Ejército n.º 947 • marzo 2020 dado que las condiciones adversas e inesperadas de todo tipo son un elemento fundamental en la preparación del Ejército de Tierra, este proceso sucede casi de manera natural. De esta forma, cuando la frustración se hace patente, el instructor se ve forzado a poner en marcha una serie de mecanismos que le sirven para batirse con este sentimiento. Por un lado, debe realizar un reajuste de expectativas y asumir cuál es la realidad a la que se enfrenta y qué es lo que puede hacer al respecto. Una vez aceptada, el militar tendrá que utilizar sus habilidades de afrontamiento con el fin de reajustar su labor y su conducta al nuevo panorama. TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN En palabras del escritor Daniel Handler, «la frustración es un estado emocional interesante, porque tiende a sacar lo peor de quien está frustrado» (El ventanal, 2000). De esta forma, cuando la tolerancia a la frustración de una persona es baja resulta complicado que tolere la más mínima molestia o demora en la consecución de sus objetivos. Ante esta situación se corre el riesgo de utilizar un afrontamiento pasivo y negativo que generará estrés e insatisfacción laboral. Pero ¿supone siempre la frustración sacar lo peor de uno mismo?, la respuesta es clara: no; el ser humano posee, en mayor o menor medida, la capacidad de tolerancia a la frustración. Cuando es elevada los obstáculos se reevalúan como desafíos y el sujeto emplea su energía en encontrar la forma de superarlos pese a los inconvenientes. La tolerancia a la frustración es una capacidad que se puede entrenar a lo largo de la vida para favorecer el afrontamiento hábil ante aquellas situaciones que resulten adversas. Así pues, potenciar su desarrollo es de gran utilidad en la preparación del personal que va a llevar a cabo las labores de instrucción en este tipo de operaciones militares. CONCLUSIONES ¿Cuáles son, por lo tanto, los objetivos que hay que abordar como parte de la preparación? Dadas las condiciones descritas y con el fin de prevenir los posibles estados de frustración que se puedan dar en las unidades de instrucción, es conveniente que la tolerancia a la frustración sea trabajada como una cualidad que potenciar mediante la preparación psicológica de los instructores. Para ello se debe dotar al personal de estrategias útiles y eficaces. En este sentido cobran relevancia diferentes aspectos psicosociales que se han de acometer durante la fase de preparación para la misión. Por un lado, es necesario favorecer diferentes actitudes y cualidades humanas tales como: •  Fomentar la confianza propia, lo que supondrá la seguridad de que uno mismo cuenta con las capacidades y los conocimientos precisos para poder cumplir la misión y garantiza la persistencia de las acciones encaminadas a ello. Procurar un alto compromiso con esta idea, auspiciado en buena medida por la confianza depositada y Supervisión de ejercicio de tiro La realidad a la que se enfrenta la Unidad de Instructores supone que los patrones convencionales de adiestramiento no son aplicables al desarrollo de la instrucción


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