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REVISTA ESPAÑOLA DERECHO MILITAR 100

Rosel Soler Fernández estos tráficos: Anti-Slavery Internacional, Global Alliance Against Traffic in Women, La Strada Internacional…y los datos demuestran que han sido numerosos los tráficos por fronteras terrestres (de Méxi-co a Estados Unidos, de los Balcanes al norte de Italia…) por lo que es hasta cierto punto lógica la consecuencia de que, ante un reforza-miento 290 Son numerosas las organizaciones internacionales que persiguen de las fronteras terrestres, estos tráficos se incrementen vía Revista Española de Derecho Militar. Núm. 100, enero-diciembre 2013 marítima. Desde mi punto de vista, los buques que traficaran con estas personas, sí que podrían ser interceptados en alta mar, al encajar con una interpre-tación amplia del término esclavos del apartado 1.b) del artículo 110, por ser personas retenidas contra su voluntad o conducidas bajo engaño. Estos serían los esclavos del siglo xix; no así los buques que trafiquen con in-migrantes, por existir el consentimiento de los mismos, y que conforme hemos señalado en el apartado 2.1, al no encajar en el artículo 110 de la CONVEMAR, habría que acudir al artículo 8 del Protocolo contra el tráfi-co ilícito de migrantes del 2000. Asimismo quedarían fuera del derecho de visita del apartado 1.b) del artículo 110 de la Convención otros tráficos que hemos señalado anterior-mente, tráficos de órganos, o buques fletados para desarrollar otras activi-dades delictivas. Como caso curioso hay que señalar el del buque holandés Langenort (Aurora), que navegando bajo apariencia de normalidad, había sido fleta-do por una organización abortista holandesa denominada Mujeres sobre las olas (Women on waves), cuyo objeto y finalidad era realizar abortos en alta mar (dado que en Holanda el aborto es una actividad lícita) a mujeres ciudadanas de países donde esa práctica quirúrgica se considera un delito. El buque estaba equipado con una pequeña clínica y atendido por dos ginecólogos, y tenía previsto el recoger a mujeres polacas para facilitarles la píldora abortiva. La doctora Rebeca Goomperts, titular de «Mujeres sobre las olas» era una ginecóloga holandesa, la cual decía contar con sponsors privados que costeaban la clínica flotante y todas sus actividades. La organización afirmaba que su intención era que el abor-to se considerara un proceso médico regular, cubierto por la Seguridad Social y que se dejara de criminalizar a las mujeres y a los médicos que lo practican. El método operativo utilizado era promocionar el aborto en países don-de está penalizado, a través de relacionarse con grupos abortistas locales. En 2004, el citado buque realizó tres intentos operativos en las costas de Irlanda, Portugal y Polonia, países donde el aborto se considera delito,


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