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Revista del IEEE 6

171 Pedro Fatjó Gómez y Guillem Colom Piella La potencia menguante... 3. LA POSGUERRA FRÍA Y EL LIBRO BLANCO DE 1994 El final del orden bipolar comportó la reestructuración de la política de seguridad gala: la desaparición de la amenaza sobre la que había construido su entramado defensivo y la aparente estabilidad global permitió al país cobrar el dividendo de la paz y reducir el volumen, capacidades y medios de sus ejércitos. El gobierno de Edouard Balladur como Primer Ministro, y todavía François Mitterrand en la presidencia de la República, presentó en 1994 un nuevo Libro Blanco de la defensa para adaptar la arquitectura de seguridad francesa a la posguerra fría y sentar las bases de la defensa del país para el siglo XXI.12 Se reconocían dos tipos de intereses nacionales: los vitales (integridad territorial, accesos marítimos y aéreos, libre ejercicio de la soberanía y protección de la población) y los estratégicos (paz en Europa, en la cuenca mediterránea y Oriente Medio; seguridad del aprovisionamiento energético y de las importaciones y exportaciones comerciales extraeuropeas, responsabilidades derivadas de la posición internacional de Francia, en especial como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas). Para garantizar el papel internacional de Francia, se impulsaría una dimensión europea de seguridad y defensa mediante la revitalización de la Unión Europea Occidental y el apoyo a iniciativas como el Eurocuerpo o la creación de una fuerza aeronaval conjunta entre Francia, España e Italia. En cuanto a la Alianza Atlántica, se consideraba que ésta era un pilar fundamental de la seguridad europea y la materialización del vínculo trasatlántico, por lo que ésta debería asumir nuevas responsabilidades. Sin embargo, se mantenían vigentes los principios adoptados en 1966: no-integración en la estructura militar, libre disposición de las fuerzas armadas e independencia de la fuerza nuclear. Finalmente, el papel de Francia en las Naciones Unidas pivotaba sobre su pertenencia al Consejo de Seguridad y el apoyo a las operaciones de paz, siempre y cuando estas no entraran en colisión con el interés nacional. La disuasión nuclear se consideraba indispensable para los intereses vitales y la independencia política del país, aunque se reconocía que en los años venideros su centralidad tendería a disminuir en la defensa nacional. Igualmente, el Elíseo estaba dispuesto a participar en la elaboración de una doctrina nuclear europea siempre y cuando se mantuviera la plena autonomía atómica del país. Las fuerzas convencionales requerían una profunda revisión porque el modelo heredado de la Guerra Fría estaba obsoleto. En adelante, deberían estar preparadas para la prevención de conflictos mediante la cooperación y asistencia militar y el mantenimiento de unidades preposicionadas; para alcanzar la superioridad tecnológica, 12  Ministère de la Défense, Livre Blanc sur la Défense 1994, París: Documentation Française, 1994. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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