Page 28

Revista de Historia Naval 131

GUERRA NAVAL y DIPLOMACIA. JOSé DE MAzARREDO, UN MARINO ILUSTRADO... fuese nombrado el entonces embajador de España en París, josé Nicolás de Azara. Las relaciones entre Urquijo y Azara se agravarían con el paso de los meses, con el primero acusando al segundo de haberse convertido en un instrumento de las exigencias francesas. Mientras, la tensión y la desconfianza hacia España iban adueñándose del Directorio, que veía cómo el gobierno hispano eludía el compromiso de enviar socorros militares, suscrito en el tratado de San Ildefonso, lo que afectaba a empresas militares republicanas de primer orden, como la campaña de Napoleón en Egipto (66). Napoleón, concluida su expedición a Italia en 1797, se centró en la organización de los territorios conquistados. Apoyado por un Directorio interesado en mantenerle lejos de París, emprendió en marzo de 1798 una campaña científicomiliar en Oriente Próximo. Con la finalidad de perjudicar las comunicaciones británicas con la India, en la batalla de las Pirámides conquistó Egipto, pero la derrota en la bahía de Aboukir a manos de Nelson destruyó su flota, con lo que todo su ejército quedó allí atrapado. Así las cosas, hasta 1799 Napoleón no podrá partir hacia París, donde la inestabilidad política favorecería el golpe del 18 de Brumario (9 de noviembre), que sustituyó el Directorio por el Consulado, desde el que dominaría el nuevo régimen como primer cónsul. Charles Maurice de Talleyrand, quien ya había venido pilotando la política exterior del Directorio, se ocupará de dirigir el ambicioso proyecto expansionista del Consulado francés, que cristalizará en la instauración del imperio napoleónico. La llegada del Consulado, con Napoleón de primer cónsul, coincidirá con la destitución, tan solo tres meses antes, del embajador Azara, exonerado en agosto de 1799 de su cargo por Urquijo, quien veíamos que se quejaba «amargamente de que España fuese tratada como una provincia francesa más» (67). La presencia de su amigo y paisano Mazarredo (68) en Brest, al mando de la Escuadra del Océano, hará de este la persona ideal para encomendarle la misión diplomática en París. Su celo a la hora de proteger los navíos españoles desde que asumiera el mando de la Escuadra del Océano en tiempos de Godoy, evitando cualquier enfrentamiento arriesgado con la flota británica, le hará acreedor de la total confianza de Madrid (69), que lo nombrará embajador extraordinario y ministro plenipotenciario (70). Este celo se pondrá de manifiesto una vez más en la primavera de 1799, cuando, a pesar de sus denuncias las carencias de la Armada (71), por insistencia francesa se unieron (66) Ibídem, pp. 59-60. (67) Ibídem, p. 60. (68) AHN, Estado, leg. 4047, cajas 1 y 2. Correspondencia entre Mazarredo y Urquijo (1799-1802). Contiene todas las cartas que se cruzaron Mazarredo y Urquijo, en las que este último se dirige a aquel siempre en estos términos: «Amigo mío y paisano amado…» y «Mi muy amado paisano y amigo…». Mazarredo, por el respeto militar debido, siempre le contestará con mucha formalidad: «Exmo. Sr…» (69) ROMERO PEÑA, A.: «Mariano Luis de Urquijo...», p. 60. (70) PAVÍA, F.: Galería biográfica de los generales de Marina…, t. II, p. 439 (71) AHN, Estado, leg. 4939. Correspondencia de Mazarredo con Urquijo. Cádiz, 12 de abril de 1799. En ella denunciará que «en tal día como hoy en el mes antecedente representé a Vd. la calamidad de esta marina, á que me contestó con fecha del 20 y volví a representarle el Año 2015 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 27


Revista de Historia Naval 131
To see the actual publication please follow the link above